martes, 31 de mayo de 2011 0 comentarios

¿QUIEN CORTEJA A LAS CORTES?

José Ramón Burgos Mosquera



Durante años sostuvo la Corte Suprema de Justicia, que el fuero de los parlamentarios expiraba cuando renunciaban a su cargo. Por razones que nadie entiende la Corte decide cambiar de parecer y retoma todos los juicios contra los congresistas, a quienes se obstina en juzgar pese a haber renunciado a su fuero para someterse a la justicia ordinaria, y no frente a una institución omnímoda e intocable a quien tan solo en el anterior doble cuatrienio se la puso en tela de juicio. ¿A qué atribuir este insólito cambio de parecer?

Hace menos de una década que nuestras inasibles Cortes, vienen dando curiosas muestras de una inefable “imparcialidad” que tienen al país al borde de un ataque de nervios. ¿Cómo así que todas las pruebas recaudadas contra los radicales de izquierda resultaron ilegítimas para beneficio directo y expedito de farc políticos, por las mismas razones por las cuales se condena a los defensores del establecimiento? ¿Desde cuándo son menos valederos los testimonios escritos por los dirigentes de las FARC, frente a los prolíficamente recaudados por los emisarios de la Corte en cada cárcel de aquí o de USA, donde reposan los más sanguinarios asesinos de nuestra nación?

¿Constituye una obsesión para los magistrados, dejar de seguir pareciendo unas Cortes de Bolsillo, como dijo hace un tiempo el ex presidente Pastrana y fallar infalibles sobre lo divino y lo humano? No hay Ley, por benéfica y anhelada por el país nacional, que éstas Cortes no consideren inexequible: La ley de conciliación de procesos laborales, la Ley de defensa y seguridad, la Ley del Régimen de regalías, la Ley del Referendo, la Emergencia Social, en fin, tal pareciera que en las salas plenas sus integrantes acordaran cuanto quieren tumbarle al gobierno sin importarles lo que el país espera de sus magistrados. La pesadilla de todo magistrado es parecer menos jurista por coincidir con los anhelos del inepto vulgo, casi siempre en contravía de sus verdaderas motivaciones ideológicas y políticas.

Mientras el país padece la guerra declarada por la subversión, los altos jurisconsultos deambulan por el mundo en defensa de las altruistas posiciones de la guerrilla, dándoles de hecho una beligerancia que no merecen y sin importar un pito la sangre inocente de miles de colombianos, masacrados por estos inmaculados defensores de la verdad. Claro. ¿Será acaso que el secuestro de magistrados realizado por el M19, tenía otro libreto, estaba predestinado a terminar en una Dictadura de los Jueces u otra cosa por el estilo, para que muchos de sus miembros, tan pronto aseguran la pensión de jubilación, se dediquen a defender el ideario de quienes los redujeron a cenizas? ¿Por qué la Corte se olvida de sus victimarios y persigue rabiosamente a quienes pretendieron preservar el estado de derecho?

Son las Cortes las legítimas representantes del pueblo, trabajan por el pueblo y para el pueblo? Cuáles son sus prioridades? Qué poderosa sociedad los gobierna? ¿Existe en su interior discriminación política, racial, económica y hasta religiosa, por las cuales sus reyertas contra la iglesia y la libertad religiosa se confunden con un dogmatismo anticlerical permanente?

Nuestra justicia dejó de ser confiable. La presunción de inocencia con que se juzga a algunos se convierte en presunción de culpabilidad en contra de otros, en una actitud arbitraria que nada puede justificar, afirmaba recientemente Plinio Apuleyo Mendoza. ¿Cómo fue que llegamos allí?
Algún fenómeno especial deambula como un fantasma por los Palacios de Justicia en Latinoamérica. Si uno analiza con ecuánime franqueza la genuflexa actitud de las Cortes en Venezuela, pensaría que el poder judicial allá está al servicio de la ideología del caudillo, porque coincide plenamente con sus intereses doctrinarios. No importa la libertad de prensa, ni muchas otras libertadas consagradas en sus constituciones desde la fundación de la república. Las Cortes Ecuatorianas se enfrentan al presidente Correa únicamente porque abole la cooptación de sus miembros y curiosamente, las pruebas que aquí consagramos como ilegítimas, allá se convierten en auto cabeza de proceso contra el mandatario?

¿Quién corteja a las Cortes?
 
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