martes, 27 de diciembre de 2011 0 comentarios

EL CAUCA: REINTEGRACION O DISOLUCION




(Publicado en Diario OCCIDENTE Domingo 5 de junio de 1994, coincidencialmente con las notiicias sobrevinientes del desastre de Paez)


¿Cuándo comenzó a desaparecer la "grandeza" del Cauca? ¿Cómo se gestó el proceso de su desmembramiento, la pérdida de su liderazgo nacional, el desconocimiento de sus caudillos, la fractura de su unidad interna, su debilitamiento económico y la progresiva agudización de sus conflictos?


Hoy, la otrora poderosa y escuchada provincia, aparece ante los ojos del país como una zona de guerra popular prolongada, ocupando el penúltimo lugar en la escala del desarrollo nacional y del bienestar de sus ciudadanos. Valle del Cauca, Nariño y hasta el Caquetá antiguos apéndices del Gran Cauca, han avanzado hasta alcanzar economías más solventes y perspectivas de desarrollo agroindustrial que supera con creces los logros del "departamento madre".


DESDE LA CONQUISTA


Todo comienza con el hierro y la heráldica española penetrando como una saeta que reptó por los valles de Atriz, Pubenza y valle del Cauca sembrando de sur a norte pueblos castellanos como Pasto, Popayán, Caloto, Cali, Cartago y Anserma. En el mismo sentido se inició el desarrollo de la economía minera y agrícola coloniales, el sometimiento de la población aborigen y la utilización de los esclavos importados.


En poco tiempo Popayán, Santa Fé y Cartagena de Indias competían ante los reyes de España por las riquezas aportadas a la corona y por los títulos nobiliarios conque cargaban los funcionarios reales que enviaba la península. Acá en las colonias sin embargo, quinientos años después vemos como el proceso de sometimiento y asimilación de las etnias se quedó a medio camino: guambianos y paeces lograron sobrellevar el peso de la transculturación y mantener latente la recuperación de su lugar en ésta tierra y así, firme y pausadamente, descienden desde sus rescoldos en la cordillera central hasta los ejidos de los valles para clavar los pendones de sus posesiones. Son talvés los únicos con un claro proyecto de vida, en el cual lo cuestionable, es su limitada inclusión de otros actores sociales tan importantes como los afrodescendientes y el proletariado campesino esparcido en el departamento.


¿Cuántos muertos ha provocado este conflicto fundamental irresoluto del Cauca? Esta problemática magnificada por el tiempo se ha extendido al valle del Patía, la costa del Pacífico y el Norte del Cauca. Los problemas de tierras se manifiestan con invasiones, recuperaciones, marchas, bloqueos, "tomas" de la capital o de las alcaldías municipales y la sombra permanente y agresiva de una actividad guerrillera incesante y coactiva por más de cuatro décadas ya. La guerra por la posesión de la tierra ha llegado aniveles insospechados de cruda violencia de rte y parte. Nadie está dispuesto a fijarle términos al conflicto que se vive; por el contrario, el combustible que riegan los narcocultivos alimentan el fuego de rebelión que se esconde en los recovecos de nuetras montañas, abandonadas secularmente de la mano del Estado como obedeciendo a una premeditada política de retaliación que "hace ya una década, cumplió cien años"! ¿Cómo entender que medio milenio después de la conquista, no cesen las guerras de los paeces y negros por tener su propio territorio?


LAS ELITES Y LA HISTORIA


El Cauca es un concierto dramático y sublime donde se confunde lo grandioso y lo trágico. Historia de abolengos, heroísmo, inteligencias y fracasos, de sueños mesiánicos y realidades dolorosas, de linajes insondables y desigualdades sin nombre. Pero esas mismas élites han sido su sino aciago: nacieron como producto inevitable del expolio inmisericorde las "encomiendas de indios", tierras y esclavos; fulguraron cuando la sangre criolla de sus hijos sustentó el movimiento emancipador que construyó la república con Caldas, Torres, Ulloa, Castrillón, Arboleda, Mosquera, Obando y López; alimentaron, con la arrogancia de sus caudillos de mitad del siglo pasado (sigloXIX) sus guerras y el desconocimiento del poder central, la reacción y las fuerzas "regeneradoras" de Nuñez y Caro cuya victora al final de la guerra de 1885 la cobraron con una constitución centralista que postró las provincias, generó desequilibrios, instauró favoritismos y relegó las demandas de las regiones al basurero de la palabrería oficial, o a las migajas del presupuesto para el mantenimiento de las cosechas electorales.


A la élites del Cauca se les castigó por sus "pecados" del pasado mediante un proceso premeditado de abandono. Por eso el gobierno nacional tiene la obligación moral de acelerar la reintegración de un departamento que despedazó desde finales del siglo hasta los inicios del siglo XX como castigo a la soberbia de sus caudillos, sin importar el destino trágico de un millón de ciudadanos condenados a a su propia suerte. Veámoslo así: al Cauca le cercenaron sus riberas sobre el rio Amazonas, sus tierras limítrofes con el Ecuador incluyendo sus puertos sobre el oceano Pacífico (Tumaco y Buenaventura) cortándole sus salidas a ambos oceanos, la riqueza minera del Chocó y el Valle del Cauca.. paralizaron los ferrocarriles que había diseñado, financiado, empezado a construir...


¿Qué hicieron los herederos de estas élites? A duras penas proteger sus dilatados privilegios y haciendas, sus pequeñas industrias y bancos. Incapaces de defender el patrimonio de una generación se aferraron a los adobes de la capital y se aislaron cada vez más del concierto nacional proscribiendo a su vez cualquier oportunidad para las regiones del departamento y así, el problema sociológico del Cauca agrupa un cúmulo de situaciones centenarias que ahora se manifiestan con la incandescencia de los volcanes en erupción. Nunca fue mejor descrita esta contradictoria coyuntura por un Popayanejo raizal como Victor Paz Otero, en algunas de sus obras, como lo refiere en "El Edipo de sangre" o la vida estrafalaria de "El demente exquisito", donde se sojuzga así mismo y a toda su clase y generación del pasado siglo.


COMO DESINTEGRAR UN DEPARTAMENTO


Rafael Nuñez primero y el general Rafael Reyes después, destrozaron el Cauca a su antojo. El primero, por la fuerza de las armas, ya había anunciado sus propósitos al culminar la guerra de 1885., desde los balcones del palacio de San Carlos: "La constitución de 1863 ha dejado de existir!", con lo cual se le notificaba a los seguidores del General Tomas Cipriano de Mosquera lo que serían sus convicciones recónditas en 1886 y el segundo, por materializar la desmembración del Cauca.


Desde entonces se decretó una lenta agonía económica manipulada habilmente desde la capital, a la cual se sumó un metódico y persistente rechazo de todas las propuestas que hubieran posibilitado la redención y supervivencia de "lo que quedó del Cauca Grande": fue sistematicamente negada la terminación del del Ferrocarril del Pacífico hasta Pasto y Tumaco; la apertura de su propia ruta hasta el oceano Pacífico ha sido mirada con menosprecio y a ello han contribuido idiotas útiles que prefieren la explotación narcoparamilitarista a la ampliación de una nueva frontera agrícola, minera, pesquera, turística, medioambiental y comercial de dimensones incalculables; la rectificación y pavimentación de su vía al Huila y Caquetá entre Totoró y La Plata, así como la "eterna" carretera que atraviese el páramo de Santo Domingo entre Huila y Valle, desembotellando toda la cordillera central y aislados municipios nortecaucanos como Toribío y Paez han sido obras decenas de veces prometidas, rediseñadas, contratadas y jamás terminadas; lo mismo ha sucedido con el rediseño de la Panamericana desde Timbío al valle del Patía, lo cual contribuiría notablemente en la recuperación comercial con el sur del continente.


En fin, nada. Nada grande le entregó Colombia al Cauca durante un siglo de expiación por el delito de confundir el idealísmo con la grandeza. Y su élite económica y su dirigencia política no entiende que estamos cruzando el meridiano de las grandes decisiones para devolverle al Cauca su sitial en la historia de este país o terminar con el proceso vergonzoso de su paulatina disolución como ente autónomo, proyectada desde la antesala de su reciente historia.


UNA SALIDA DEL LABERINTO


El desvertebramiento geográfico del departamento se ha acompañado de una verdadera desintegración política que ha deslegitimado a sus principales dirigentes. Ese divorcio ha alcanzado niveles inverosímiles como puede deducirse de los resultados de cada nueva elección y que reflejan una casi total desautorización de la representación popular. ¿Y a qué se debe esa actitud de las masas irredentas del departamento? A que nadie se identifica con un gestor público anónimo. A estos parlamenarios les interesa más la torta burocrática que la social, porque la primera les permite reelegirse hasta más allá de la jubilación y la segunda demanda un compromiso de tan altas dimensiones que obligaría a trabajar todos unidos y ese criterio en un departamento que padece de celos, envidias, canibalismo regional y rencores heredados lo hacen imposible de realizar.


Los gobiernos del Cauca se han caracterizado por una mediocre gestión pública, clientelista, electorera, marrullera y sinuosa, cada vez más lejana de la expectativa populares, ya que el Cauca ha sido incapaz de construir un gran proyecto político integrador para su sociedad tan fracturada y así, todos los proyectos se convierten en iniciativas cortoplacistas, es decir, cada nuevo gobernador contribuye a construir un permanente colchón de retazos e improvisaciones coyunturales. Pese a contar con cerca de veinte universidades, no se ha adoptado un verdadero Sistema de Gestión de Calidad que mida, verifique y certifique el mejoramiento y el impacto en la comunidad. La escasísima participación comunitaria tiene atomizado al departamento: en el sur, el norte y la costa a nadie le importa ni conoce lo que acontece en la capital, el oriente y el sur est{an más obligados geograficamente a esa dependencia...pero, ¿le conviene eso al Cauca?


El Plan de modernización y reforma administrativa del Cauca adoptado en la última década sirvió para mejorar la situación fiscal pero no optimizó las calidades gerenciales de su risueña burocracia. Cosas de la pequeña política que manipula al departamento. Apenas ahora se empieza a discutir con seriedad el injusto desequilibrio regional que mantiene a departamento contra la pared, porque todas sus regiones empezaron a exigir un standar mínimo de desarrollo. Popayán ya ha probado a que saben las movilizaciones permanentes de sus fuerzas sociales, pues a traves de ellas ha podido entender que la calidad de vida de los caucanos de la provincia es pésima, la vivienda inhumana, los servicios de acueducto y alcantarillado siguen siendo insuficientes y de mediocre calidad; los indicadores de nutrición, salubridad, mortalidad infantil, materna y perinatal no son los mejores; la deserción escolar por hambre es elevada sobre todo en las comunidades indígenas y negras, donde las escuelas y colegios siguen siendo descuidados, manejados con una pobreza rayana en la mendicidad. La salud del departamento está enferma: los hospitales locales parecen hospitales de guerra, donde todo hace falta. ¿Exageraciones? Hagamos un balance juicioso frente a otros departamentos y terminamos escandalizados ante el desequilibrio.


Todo ello obliga a una titánica tarea de modernizar la administración del Cauca, desclientelizar su burocracia, sistematizar sus mecanismos de informacióny optimizar sus procesos de toma de decisiones. ¿Hasta cuándo el departamento marchará en contravía del desarrollo industrial? ¿Cuándo van a adoptarse reglas claras que impulsen y protejan la empresa privada, ya que ésta se ha sentido más coaccionada que apoyada en sus propósitos de de crecer y aliviar la sobrecarga social y el terrible desempleo que nos agobia? El departamento debe liderar ya la participación de la inversión privada en obra pública por concesión, porque pasaran más de cien años antes de que el Estado asuma su ejecución. Además debemos reconstituir y potencializar el Instituto Financiero del Cauca para asesorar, cofinanciar y desarrollar los proyectos de las provincias y municipios y no solo permanecer a la expectativa de los errores que cometan los mandatarios municipales para estigmatizarlos.


Popayán parece un hermoso barco de turismo encallado en medio de una tormenta y su gobierno está tan distanciado de la masa rural que las ligaduras que los atan no logran distinguirse bien en algunas regiones hoy, tras el fracaso del PLAIDECOP que administrara la tantas veces cuestionada CVC, al punto que los tres municipios de la Costa Pacífica Caucana, no esperan sino la mínima oportunidad para conformar con el sur del Chocó y Buenaventura el Departamento del Pacífico. Por otra parte, la dramática realidad del sur del departamento donde convive la milenaria pobreza de las tierras de minifundio, tierras de erosión de la cordillera, con los feraces y dilatados latifundios del Patía y los inmensos territorios subexplotados de la Bota Caucana, han desatado un progresivo proceso de enfrentamientos e invasiones, caldo de cultivo ideal para la subversión, que solo presagian una década de mayor violenciaen una zona donde campea la desnutrición y la pobreza acumulada de cinco siglos.


COMO REUBICARNOS EN NUESTRO ESPACIO VITAL


El Cauca necesita repensarse: rediseñar sus posibilidades locales y regionales desde una perspectiva nacional. Deberíamos exigir ser declarados una Zona de Emergencia Social, para que una vez por todas el gobierno propicie una acelerada industrialización micro y macroempresarial como recientemente lo demostró PARTENARIAT 94, en las áreas de calzado, cueros, frutas y maderas, como pudo observarse en la zona del nevado del Ruiz dos años después del desastre de Armero, cuando se conformaron más de doscientas empresas en el Tolima y viejo Caldas.


Por supuesto que la reintegración del departamento debe iniciarse ya, en el sentido político, configurando pactos de gobernabilidad con las regiones, que devuelvan el sentido de pertenencia a sus líderes, y en el sentido económico, centuplicando los esfuerzos para comunicar a Popayán con la Costa Pacífica y con la Bota Caucana de manera adecuada como Plan Fundamental, sus dos únicas fronteras agrícolas disponibles para contener la inmigración que soportan los municipios del norte donde se han multiplicado los problemas de vivienda, seguridad, educación y servicios para una población flotante cercana a 40.000 personas que abandonan el desamparo y aislamiento inaceptables en que sobreviven aún en la costa.


Así pues, si en el Plan Nacional de Inversiones asociado al Plan Nacional de Desarrollo del gobierno que será de obligatorio cumplimiento por los próximos cuatro años correspondientes al período de quien resulte electo no aparecen los recursos para lograr la integración vial del Cauca, a nadie le debe extrañar el irremediable deterioro de las interrelaciones políticas de sus comunidades. Estas necesidades han agudizado las contradicciones hasta crear condiciones verdaderamente graves que líderes apoltronados en sus curules de la capital pretenden desconocer olimpicamente.


La Universidad del Cauca debe crecer, modernizarse, descentralizarse como lo ha hecho la Universidad del Valle con sus sedes en Buenaventura, Buga, Tuluá , Cartago y proximamente en Santander de Quilichao como puede verse, por falta de nuestra propia presencia. El acceso a una educación universitaria popular y democrática es el camino más claro hacia la paz y la cohesión social.

La reconstrucción de Popayán absorvió todos los recursos y energías del departamento y de la nación por cerca de una década. Las necesidades de los municipios se agigantaron a niveles insospechados que explican el estado volcánico en que estamos. ¿Cuál es el Proyecto Político Regional? ¿Cuál la respuesta?


Al Cauca como departamento le estan contando las horas y se integra o se disuelve! Los bosques que permanecían inexplorados, ahora son la tierra que explotan narcotraficantes y mineros inescrupulosos. Vientos de rebelión están alimentando la chispa de la inconformidad y puede convertirse todo esto en huracanes de guerra! Cuando esto sucede, las cosas jamás vuelven a ser iguales. Ojalá pues que antes de terminar el siglo, al próximo gobernador no lo despierten después de una alegre noche de juerga en el club campestre, para comunicarle que ya no existe departamento para gobernar.

(Cali, mayo 31 de 1994).














domingo, 25 de diciembre de 2011 0 comentarios

PREPAREMONOS PARA LA NUEVA POLITICA

Hay momentos en la vida que el espíritu nos conduce hasta una encrucijada. Momentos en que se toman decisiones fundamentales para poner de acuerdo los sueños y la realidad. Sinembargo, creo que estamos llegando por fuerza de las circunstancias a uno de aquellos instantes seleccionado por la historia para cambiar el destino de nuestra existencia.


Cuántos años llevamos errando sin encontrar una salida a nuestra condición de atraso, desigualdad y pobreza incuestionables? Esta, que fuera la generosa tierra donde creció un poderoso imperio precolombino, ahora parece un cuerpo lleno de las cicatrices sin cerrar, de heridas que se abren cada día, de equilibrios aparentes y desigualdades profundas que cavan cada semana nuevas tumbas.


Nos hemos convertido en la mayor zona de conflicto permanente que gravita en la realidad colombiana, como resultado de las grandes contradicciones históricas que hemos padecido desde la conquista. El imperialismo español construyó sobre el despojo y destrucción de la cultura indígena su propia cultura de poder, su andamiaje de clases y explotación del hombre hasta niveles inverosímiles que ni siquiera trescientos años después de desencadenarse las guerras de independencia, hemos podido romper todas las ataduras mentales que mantienen cautivos nuestros pueblos.


Son verdades elementales. Un pueblo que ha sido utilizado como yunque le queda muy difícil convertirse en martillo contra la propia injusticia que lo ha agobiado. Talvés esa ha sido la razón por la cual permanece tan fracturada la opinión de nuestras comunidades pobres, sean raizales, indígenas, negras, campesinas o como quiera llamárseles. Y lo que es peor, los enfrentamientos interétnicos son hoy más profundos que los conflictos de clase que se presume deberían invocar una ferrea unidad frente a la explotación, el desalojo y la desintegración socio económica que vivimos.


El incontenible acceso al conocimiento, gracias a esa inesperada oportunidad de utilizar la tecnología, ha generado un progresivo equilibrio entre las fuerzas en contienda. Cada día, centenares de jóvenes de toda condición social, adquieren nuevas destrezas y se enteran de las nuevas verdades que sacuden al mundo, cambian ideologías y mitos que parecían inconmovibles al paso del tiempo y establecen nuevas formas de vivir en el planeta.


De igual manera, la desaparición del monopolio de la información hace cada día más difícil la manipulación de la opinión pública por parte de quienes usufructuan el poder mediático de prensa,radio y televisión. El ingreso del internet ha roto las cadenas que jamás pudo desanudar los tímidos esfuerzos de la llamada democracia participativa.


Nuestro reto es aprender a compartirlo. La revolución ha comenzado.
martes, 31 de mayo de 2011 0 comentarios

¿QUIEN CORTEJA A LAS CORTES?

José Ramón Burgos Mosquera



Durante años sostuvo la Corte Suprema de Justicia, que el fuero de los parlamentarios expiraba cuando renunciaban a su cargo. Por razones que nadie entiende la Corte decide cambiar de parecer y retoma todos los juicios contra los congresistas, a quienes se obstina en juzgar pese a haber renunciado a su fuero para someterse a la justicia ordinaria, y no frente a una institución omnímoda e intocable a quien tan solo en el anterior doble cuatrienio se la puso en tela de juicio. ¿A qué atribuir este insólito cambio de parecer?

Hace menos de una década que nuestras inasibles Cortes, vienen dando curiosas muestras de una inefable “imparcialidad” que tienen al país al borde de un ataque de nervios. ¿Cómo así que todas las pruebas recaudadas contra los radicales de izquierda resultaron ilegítimas para beneficio directo y expedito de farc políticos, por las mismas razones por las cuales se condena a los defensores del establecimiento? ¿Desde cuándo son menos valederos los testimonios escritos por los dirigentes de las FARC, frente a los prolíficamente recaudados por los emisarios de la Corte en cada cárcel de aquí o de USA, donde reposan los más sanguinarios asesinos de nuestra nación?

¿Constituye una obsesión para los magistrados, dejar de seguir pareciendo unas Cortes de Bolsillo, como dijo hace un tiempo el ex presidente Pastrana y fallar infalibles sobre lo divino y lo humano? No hay Ley, por benéfica y anhelada por el país nacional, que éstas Cortes no consideren inexequible: La ley de conciliación de procesos laborales, la Ley de defensa y seguridad, la Ley del Régimen de regalías, la Ley del Referendo, la Emergencia Social, en fin, tal pareciera que en las salas plenas sus integrantes acordaran cuanto quieren tumbarle al gobierno sin importarles lo que el país espera de sus magistrados. La pesadilla de todo magistrado es parecer menos jurista por coincidir con los anhelos del inepto vulgo, casi siempre en contravía de sus verdaderas motivaciones ideológicas y políticas.

Mientras el país padece la guerra declarada por la subversión, los altos jurisconsultos deambulan por el mundo en defensa de las altruistas posiciones de la guerrilla, dándoles de hecho una beligerancia que no merecen y sin importar un pito la sangre inocente de miles de colombianos, masacrados por estos inmaculados defensores de la verdad. Claro. ¿Será acaso que el secuestro de magistrados realizado por el M19, tenía otro libreto, estaba predestinado a terminar en una Dictadura de los Jueces u otra cosa por el estilo, para que muchos de sus miembros, tan pronto aseguran la pensión de jubilación, se dediquen a defender el ideario de quienes los redujeron a cenizas? ¿Por qué la Corte se olvida de sus victimarios y persigue rabiosamente a quienes pretendieron preservar el estado de derecho?

Son las Cortes las legítimas representantes del pueblo, trabajan por el pueblo y para el pueblo? Cuáles son sus prioridades? Qué poderosa sociedad los gobierna? ¿Existe en su interior discriminación política, racial, económica y hasta religiosa, por las cuales sus reyertas contra la iglesia y la libertad religiosa se confunden con un dogmatismo anticlerical permanente?

Nuestra justicia dejó de ser confiable. La presunción de inocencia con que se juzga a algunos se convierte en presunción de culpabilidad en contra de otros, en una actitud arbitraria que nada puede justificar, afirmaba recientemente Plinio Apuleyo Mendoza. ¿Cómo fue que llegamos allí?
Algún fenómeno especial deambula como un fantasma por los Palacios de Justicia en Latinoamérica. Si uno analiza con ecuánime franqueza la genuflexa actitud de las Cortes en Venezuela, pensaría que el poder judicial allá está al servicio de la ideología del caudillo, porque coincide plenamente con sus intereses doctrinarios. No importa la libertad de prensa, ni muchas otras libertadas consagradas en sus constituciones desde la fundación de la república. Las Cortes Ecuatorianas se enfrentan al presidente Correa únicamente porque abole la cooptación de sus miembros y curiosamente, las pruebas que aquí consagramos como ilegítimas, allá se convierten en auto cabeza de proceso contra el mandatario?

¿Quién corteja a las Cortes?
 
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