domingo, 22 de junio de 2008 0 comentarios

LA SANGRE DE DAVID (FRAGMENTO)



Bajo una pertinaz llovizna que en la ciudad habría causado los derrumbes y sempiternas inundaciones de Petare y demás barrios bajos contaminados por el Güayre, el cómodo LTD descendió raudamente por la avenida Sucre y continuó por la Andrés Bello tras atravesar el recientemente pintado puente de la Fuerzas Armadas. Quizá la única hora amable para un turista en Caracas es aquella que sigue a las nueve de la noche. Para entonces la locura de sus ochocientos mil vehículos (1979) reposan en las calles convertidas en aparcadero obligado, sopla una brisa fresca que desciende del Ávila y la vieja arquitectura de Miraflores, el blanco edificio del Correo Nacional, aquella callejuela angosta convertida en paseo peatonal que desemboca en una silenciosa plaza de Bolívar, o el desperdiciado cementerio histórico en que se ha convertido la Plazuela de San Jacinto, adquieren vida propia, frente a la dictatorial majestad y brutal sumisión que han impuesto gigantescas moles de cemento.

El vehículo desvió hacia San Bernardino por la estrecha Avenida Carlos Soublette para detenerse frente a un elegante edificio de catorce pisos. Se llamaba "Yajay-Roi" según podía leerse en una plaqueta negra con letras doradas. El chofer bajó el vidrio izquierdo, extrajo un pequeño artefacto del bolsillo y tras manipular un botón, la severa puerta de hierro corrugado comenzó a abrirse dando paso a un espacioso sótano de tres niveles donde permanecía estacionada una veintena de lujosos automóviles. Al final se detuvo cerca de la puerta de comunicación con el ascensor principal. El chofer fue el primero en descender para abrir la puerta a un imperturbable Moshe Rabinovich y al cansado Alex Dimitrie.

- Enseguida subiré su equipaje, señor.
- Gracias.

En ese instante se abría la puerta del ascensor y apareció el grupo de personas que incluía una sonriente Sella Misraim.

- Moshe, mon amour…Qué locuras son esas de seguir viajando en Sabath! Ya nos tenías preocupados. Y qué ocurrencia es esa de llamar solo dos horas antes de viajar! ¡Mon Dieu! –de inmediato se le abalanzó al cuello con los brazos abiertos dándole calurosos besos en las mejillas, consiguiendo ruborizar a medias a Moshe.
- Y tú. ¿Qué dices? No percibo ese comprometedor perfume de sándalo que no llevabas desde nuestro último viaje a Nueva York? Sella, cariño qué tal van tus vacaciones? –respondía Moshe con efusividad a su mujer, al tiempo que alargaba la mano derecha para saludar a los demás.

- Bienvenido Moshe! –casi corearon todos.

- Bienvenido querido hermano – dijo con un sollozo entrecortado el delgado rabino Elías Ben Yussef, conmovido ante el encuentro con el debilucho ayudante de antaño, desde aquella borrosa época de la prohibición legal de celebrar el culto en el ghetto de Vilna.

- ¡Respetado Maestro! ¿Desde cuándo decidió abandonar su tranquilo Nueva York para enfrentarse a este trópico semisalvaje? ¡Déjeme abrazarlo! –pidió Moshe con veneración- Hace ya cerca de un año que no le veo mi querido Ben Yussef. Pero se ve tan duro como en los viejos tiempos, verdad?

- ¡OH…claro! –contestaron todos con alegría al ver la satisfacción de los viejos compañeros de lucha que habían sobrevivido al holocausto de la guerra.

Ascendieron a un elegante pent house volaban prestos los sirvientes dando los últimos toques a una soberbia sala decorada con dignidad. Un majestuoso jarrón que adornaba la mesa de centro dio paso a sendas copas de vodka con tónica, la bebida predilecta de Moshe. El ambiente del amplio salón se llenó de las risas que provocaban las anécdotas de Moshe coreadas por aquel auditorio que le escuchaba con verdadero placer. El largo brazo de su poder tenía la virtud de inyectar optimismo en cuantos le acompañaban y su voz, cuando de verdad lo deseaba, tenía la valiosa cualidad de llenar el vacío de cualquier lugar. Nada más importante que dejar de lado lo trascendental para demostrar una vez más la segura sensación de estar en capacidad de repartir una confianza sin limitaciones. Había vivido para ello. Disfrutar de un poder sin cortapisas. Hablar un lenguaje exento de dudas. Recrear un estado de ánimo cercano al éxtasis donde fuese imposible sembrar de guijarros el surco fecundo de una lealtad conseguida como respuesta a una voluntad inquebrantable. Allí estaba el Moshe Rabinovich del que todos creían saber lo suficiente para no parecer alejados de su íntima y poderosa amistad. Era Innegable la evidente fortaleza de su carácter. ¿Quién recordaba al “gringo viejo” que recorría las fincas de los negros norte caucanos ofreciéndoles cuentas de cachivaches a cambio de arrendarle sus fincas?

- - Y bien amigos - brindó con gesto de sincera preocupación- creo que han surgido algunos problemas de mayor o menor gravedad que demandan atención inmediata. Quiero conocerlos en detalle. No he venido desde Bogotá a acompañarlos a un plato Kosher. Ya sabéis que no soy un hassidim fanático sino un judío, sionista, práctico, de nuestro tiempo. Es verdad, señores –se sintió en el deber de explicar su tema predilecto- no consumo comida kosher por prescripción médica, pero una de las áreas de financiamiento de la Fundación sirve para aumentar su producción en varios lugares del mundo. Nuestro trabajo no consiste en mostrarnos como obedientes ciegos de los mandatos del Talmud sino en hacerlos posibles para cientos de nuestros hermanos. Ahora, cuando algunos ingenuos se asustan de la amplia cobertura de nuestros dominio y las diversas líneas de nuestros negocios, yo les respondo con hechos: ¡trescientos mil judíos están luchando por abandonar Rusia y los dos mil que hemos logrado evacuar en tres ”aliyahs” no hubieran podido retornar a Israel sin nuestro apoyo; ¡Ninguna ley, ninguna razón humanitaria ha sido tomada en cuenta! Fue el poder de nuestro dinero el que compró docenas de altos oficiales y empleados…! Decenas de reductor neonazis pululan en Europa Oriental, Alemania Occidental y los mismos Estados Unidos! Pues bien. Nuestra Fundación provee los recursos suficientes para combatirlos, dondequiera se encuentren y por los métodos que considere adecuados! Nada debería extrañarnos queridos amigos –prosiguió calmadamente- Hace mucho rato que vivo convencido que solo en Israel somos los descendientes de Jacob. Para el resto del mundo seguimos siendo los asesinos de Cristo! De allí que Herzl y Mendelsohn, cada uno en su estilo, no se equivocaban cuando nos proclamaron la indispensable necesidad de una patria verdaderamente nuestra. Así ella sea en gran parte roca o desierto. Todo ello no ha servido sino para demostrar al resto del mundo la fuerza de nuestra disciplina, el vigor indoblegable de nuestra raza… su razón de ser! Ahora lo saben bien! El mundo que veremos al comenzar el nuevo siglo será un mundo libre de esa vergüenza de la humanidad que es la esclavitud estalinista impuesta por el Estado. El final de esta centuria muestra un camino amplio para la libertad, la democracia y la creatividad individual y colectiva del capitalismo!

Moshe hizo una nueva pausa mientras ingería más de la mitad del contenido de su vaso y recorría el gesto sereno, atento, de quienes le escuchaban. Al fondo, solo el coro arrullador de una melodía americana daba paso al cansado juego de los saxofones.

- Para la Fundación es una ley –continuó- que por cada “sukkah” que sostengamos, debe existir un centro de preparación política y militar cercano. Ya en Estados Unidos y en algunos países de Europa nuestros niños no solo aprenden la religión de su raza, sus costumbres y valores. Al mismo tiempo les enseñamos geopolítica intensiva, sociología y arte militar. Los colegios que hemos creado tienen esa clara orientación tanto en América como en el viejo mundo. Y sabed una cosa más. Hoy en día, el Bar Mitzvah más que el viejo ingreso ceremonial, es una prueba de habilidad físico-mental que combina el manejo del fagot con el de una metralleta; no basta interpretar los libros sagrados, tener una nueva responsabilidad en la vida. ¡Es absolutamente indispensable saber que eso mismo depende de la habilidad para ser un excelente soldado de Israel! ¡Nuestra guerra será eterna! Por lo mismo nuestra preparación debe acomodarse a tal situación. Permanentemente. En cualquier circunstancia y lugar. Aún en la misma Rusia lo estamos haciendo. No volverán a tomarnos desprevenidos jamás!!...
-
- Moshe…Moshe, por favor -trató de atemperar Sella, observando con preocupación la angustia que había adquirido el rostro del Rabino, no así la de los demás que guardaban expectante silencio. Pero su marido no la determinó un segundo, como si la pausa hubiera sido para cambiar tan solo de aire.
- Os repito una vez más aquella sabia máxima que nos dejara Moisés Mendelsohn: “el deber de todo buen judío es alcanzar distinción y poder en el país que viva y usarlo en beneficio de los suyos y de los nativos que permanecen en Israel”. Pues bien, esa es mi ley. Nada es más claro para un judío práctico como yo. Todo cuanto haga por engrandecer la fuerza de Israel es bueno. Todo aquello que pudiera debilitarla es malo. Muy malo! - y se hundió unos segundos en el fragor de su propia conciencia desnudada a medias ante los ojos de aquellos hombres…

martes, 10 de junio de 2008 0 comentarios

VENEZUELA: EL REGRESO DEL CAUDILLISMO







VENEZUELA: EL REGRESO DEL CAUDILLISMO






General Simón Bolívar
1.783-1830
Libertador y primer presidente constitucional de la República de Colombia que incluía los departamentos de Venezuela, Nueva Granada y Quito.


La brújula de la historia Venezolana pareciera obedecer más a las leyes físicas del péndulo, que al fragoroso parto de los grandes conflictos económicos y sociales. Venezuela padece desde los comienzos mismos de la república, una dolorosa patología de la verdad. La propia historia fue reescrita a jirones, deformada por las conveniencias y transmitida así a la posteridad para conjurar complejos de culpa e instintos megalomaníacos en el ejercicio del poder.


HISTORIA CAUDILLISTA

Basta releer la compilación de Vicente Lecuna de las cartas del héroe Caraqueño, sobre todo, durante aquel año sibarita e insólito de Bolívar en la Lima de 1827 frente a las actitudes soberbias, desleales y ultra regionalistas del General José Antonio Páez, quien afilaba el hacha que daría mortal golpe al sueño de la unidad suramericana de una Gran Colombia, cuyo aliento consumía todas las energías cósmicas del Libertador. He ahí la primera gran contradicción que padece Venezuela. El guardián llanero de aquella república, hizo de su pequeña ambición y de su inocultable rencor contra Santander, la tumba de la gran propuesta histórica del padre de nuestras patrias. Fueron Páez y sus áulicos quienes no solo renegaron de tal manera de las ideas de Bolívar, no les fue suficiente con despojarlo de la ciudadanía Venezolana o disolver la república que él nos había inventado, sino que llegaron hasta prohibir el traslado de los restos después de su muerte para ser enterrados en su patria natal, declararlo traidor, influir de manera sinuosa en Perú de Lacroix para que describiera en su Diario de Bucaramanga, más los rencores que sobrevivían en la Caracas de 1835, los cariños aparentes y las envidias reales que despertaban algunos héroes granadinos, a las sinceras preocupaciones que inflamaban al genio en 1828.

Indudablemente el cáncer de la envidia, la carcoma del provincialismo hipócrita del Santanderísmo mojigato, la hipócrita pestilencia de aquel tartufo de Torre Tagle y la aristocracia Limeña, sumados al repugnante oportunismo e incontenible ambición de Juan José Flores, mas los aullidos esteparios de la jauría militar que había derrotado a España, todos a una, minaron el carácter de hierro del Libertador y destruyeron el más grande propósito que ha brotado de nuestras tierras.…

Cuando empezó a crecer la gloria “como crecen las sombras cuando el sol declina”, en 1842, vinieron hasta Santa Marta y trasladaron los restos para iniciar un culto impenitente a su memoria y cada uno de quienes se sucedieron en el poder, se dedicaron a tratar de entender y aplicar sus ideas, llenas de fuego, originales y nuevas. Los mismos caudillos que habían hecho trizas su prestigio, después de muerto lo idolatraron. Quisieron imitarlo, y en el intento sembraron en Venezuela la semilla del estado fuerte, del autoritarismo montañero tan bien caracterizado por el General Páez quien gobierna como jefe civil y militar antes y después de creada la república, hasta 1835 primero, de 1839 a 1843 después y de 1861 a 1863 cuando vuelve a encargarse del mando, sumando cerca de 16 años. Y así, a lo largo del siglo XIX gobernaron a Venezuela militares recios como Antonio Guzmán Blanco, reelecto en 5 oportunidades, acaparando el poder por 17 años, el general José Ruperto Monagas electo y reelecto por 8 años, en fin, durante ese siglo en 90 años de gobiernos republicanos, apenas hubo 5 presidentes civiles que a duras penas completan 8 años de ejercicio del poder.

En el siglo XX Venezuela siguió de la mano de gobiernos militaristas, unos aviesamente estrafalarios y despóticos como los de los generales Cipriano Castro quien en 1899 regresara del exilio en Colombia y pasara el río Táchira al mando de su “Revolución restauradora liberal” y Juan Vicente Gómez, su lugarteniente y compadre (9) (unidos manejaron a su antojo el país por 35 años), quien no solo ayudó a su traslado a Francia para tratarse de sífilis sino que impidió su regreso al poder, el cual asumió de manera olímpica por cerca de tres décadas. Otros con cierto tinte conciliador y civilista a medias, como los de los generales Eleazar López Contreras e Isaías Medina Angarita, quienes acumularon honores y poder hasta mediados del pasado siglo, cuando empieza a abrirse paso el espíritu democrático incubado en las entrañas de Venezuela, pese a lo cual aún sobrevivieron a varios golpes de estado uno de los cuales llevó a la presidir la Junta a Rómulo Betancur, el Teniente Coronel Román Delgado Chalbaud , el coronel Marcos Pérez Jiménez y el Contralmirante Wolgang Larrazabal quien despidió a su viejo amigo caído en desgracia, en 1958.






El CAMINO DE ESPINAS DE LA NUEVA DEMOCRACIA

Las libertades individuales son tan recientes, que la plena apertura a la creación de partidos políticos fuertes para ejercer el derecho a gobernar u oponerse, no ha alcanzado a consolidar instituciones democráticas estables y sólidas. Desde 1958 se eligen presidentes con una cada vez mayor participación popular: Con seguridad los papeles jugados por Rómulo Betancourt, Rafael Caldera y Jóvito Villalba, los convierte en padres de esa nueva democracia Venezolana.


Rómulo Betancourt (1959-1964) , con las cicatrices que le dejaron las persecuciones de los gobiernos de “Mi Compadre” (1) Juan Vicente Gómez, López Contreras y Medina Angarita , funda Acción Democrática en 1.941 y preside la Junta Revolucionaria de Gobierno de 1.945 a 1.948, iniciando el recorrido del nuevo país, transformando sus costumbres, implementando una constitución participativa e incluyente que parecía destinada a consolidar los principios democráticos por largo tiempo puestos en jaque, ya que siguiendo la estela del Frente Nacional que inauguraban en Colombia (donde permaneció asilado por varios años) los partidos Liberal y Conservador, lideró el Pacto de Punto Fijo de octubre 31 de 1958, alineando sus fuerzas con las de URD (Unión Republicana Democrática) y COPEI. Pese a esta sólida coalición, los militares huérfanos del privilegio harían varios intentos de golpe para hacerse de nuevo con el poder.

Venezuela no debe olvidar el “Carupanazo” del 4 de mayo de 1962, el “Porteñazo” del 2 de junio del mismo año con saldo cercano al medio millar de muertos, más otras intentonas de cuartelazo, en lo que constituiría el Kinder del actual gobernante.

Raúl Leoni (1969-1974), al igual que muchos de sus antecesores del pasado siglo y varios de quienes le sucedieron en el mando, debió asilarse en Colombia ante la persecución de algunas de las dictaduras de turno. Perseguido y encarcelado en la dictadura de Gómez, alcanzó a graduarse de abogado en la Universidad Nacional de Colombia e hizo parte de la Logia Masónica local. Liberal de Izquierda, hizo un gobierno de concertación nacional con el cual consolidó la incipiente democracia Venezolana. Curiosamente, las grandes obras de Leoni, entre las cuales debería destacarse la creación del Pacto Andino nacido del Acuerdo de Cartagena, y el fuerte impulso para redimensionar el estado Bolívar y todo el oriente Venezolano, haciéndolo propicio para lo que sería la hidroeléctrica del Juri y la futura Siderúrgica del Orinoco (Sidor), el turismo internacional que llegaba a conocer el puente Simón Bolívar sobre el gran río Venezolano y Angostura cuna de la democracia Americana, en la “era Chávez” termina convirtiéndose en la zona de desastre para la inversión extranjera como veremos más adelante y abandona la integración andina para proponer un pacto político más orientado a la confrontación ideológica que a la integración y desarrollo de Suramérica. .

Rafael Caldera (1.969-1974) y (1.994-1.999) de clara orientación conservadora imbuida por los jesuitas, fundador del COPEI, en cuya representación sería elegido dos veces presidente, coincidió con la presidencia conservadora en Colombia de Misael Pastrana Borrero. Ambos convinieron en políticas que terminaron con las guerrillas de izquierda en Venezuela y contuvieron el impulso dado por la revolución Cubana, tanto a la local como a la colombiana. Ambos fueron electos democráticamente y recibieron el poder de partidos contrarios, inaugurando una verdadera era de tolerancia y alternativas, que permitían a la oposición tener acceso a cargos de control, al punto que legalizó al Partido Comunista Venezolano. Pese a resultados más bien congruos, en su segundo mandato apoyado por el mismo Partido Comunista y amplios sectores de Izquierda, intervino bancos y grupos económicos ante la mayor crisis financiera del estado Venezolano, incluyendo una similar intervención en el mercado de cambios al que se vive ahora. Con la diferencia que el Fondo Monetario Internacional le impuso la Agenda Venezuela (restricción del gasto público, devaluación del Bolívar, sobretasa a la gasolina, impuestos a la renta y patrimonio más fuertes, venta de activos, liberalización de las tasas de interés, privatización de empresas públicas, etc.) conjunto de medidas que se habían propuesto desde el 2º gobierno de Carlos Andrés Pérez para superar el “Efecto Venezuela”, la crónica enfermedad que padece el país cada vez que sobreviene la destorcida de los precios del crudo.

Venezuela nunca ha estado preparada para exigir grandes sacrificios económicos a sus ciudadanos, Siendo el Estado “todo hacedor”, decretar medidas de orden y disciplina fiscal jamás ha sido bien recibido, por lo que a los gobiernos de orden los sacude una sucesión de caudillos populistas: el Coronel Pérez Jiménez, contó con gran respaldo popular para asumir su dictadura entre 1952 y 1958. De la misma forma como el populismo de Chávez cautivó a las masas que no comprendían cómo, en el país más rico de Latinoamérica, se tenía que pagar impuestos.

Es doloroso reconocer que uno de los presidentes más populares de la historia de Venezuela terminó siendo recordado como uno de los más corruptos, por un juicio cuyo fallo conocido el 30.05.1996 lo condenó a prisión domiciliaria por un corto tiempo. Pero, ¿Le ha hecho justicia la historia, ahora, cuando su actual mandatario regala a manos llenas los inmensos recursos del petróleo, compromete al país en una vocación armamentista sin antecedentes de imprevisibles consecuencias y embarca a todos los venezolanos en un viaje sin retorno hacia la insondable confrontación con algunas de las potencias más poderosas de la tierra?
El Presidente Pérez se inauguró como populista en su primer gobierno en el cual absolvió la deuda de los agricultores, subsidió la importación, distribución y expendio de alimentos del país, de la misma manera como vio envuelto su gobierno en escándalos y manejos indebidos en la compra del barco “Sierra Nevada” o en la compra de terrenos para construcción de vivienda popular. Pero la bonanza daba para todo y la guerra del petróleo (la secuela de la guerra del Yom Kippur entre Israel, Egipto y Siria en octubre de 1.973) que desataron los países árabes contra las potencias industriales de Occidente que apoyan a Israel, incrementaron los ingresos de su periodo a niveles inimaginados superiores a 3.5 billones de dólares, con los cuales hubiera alcanzado para “sembrarlo de nuevo” como soñara alguna vez Uslar Pietri, transformando la dependencia alimenticia de Venezuela en una potencia productora (5). No de otra manera se explica su reelección posterior.
En su segundo mandato, se le vino encima la “destorcida” de los precios generando una incontenible inflación y las medidas restrictivas que hubo de tomar exigidas por el FMI y los prestamistas internacionales lo convirtieron en el primer candidato a sacrificar por las medidas neoliberales, al exigirle privatizar servicios, bancos, hoteles de turismo, en fin cuanta empresa había adquirido el estado en tiempos de abundancia. Aquellas medidas macroeconómicas que implicaron en primera instancia incremento en los precios de la gasolina, disminución o abolición de subsidios, etc. generaron manifestaciones populares, paros de transportadores y los primeros esbozos de golpe de estado en los impacientes cuarteles silenciados desde hacía tres décadas, que terminarían en los fallidos intentos (recuerden el “por ahora…”) del 4 de febrero y del 27 de noviembre de 1992, con participación de la fuerza aérea.
Hoy, en tiempos de una nueva bonanza, cuando la orgía megalomaníaca de su actual caudillo lo lleva a: subsidiar la gasolina de los estadounidenses “pobres” de la Luisiana, intercambiar toneladas de petróleo por la atención en salud de médicos cubanos, comprometer la seguridad nacional alineándose con potencias nucleares emergentes y hostiles al continente como Irán y Corea del Norte, e invirtiendo el producto de la venta de un recurso natural no renovable en la compra de la deuda de otros países, los delitos imputados y castigados a Carlos Andrés Pérez alcanzan niveles francamente insignificantes.

Luís Herrera Campins (1979-1984), presidente llanero, jovial, con esa inmensa carga cultural que llevan dentro todos los dirigentes de esta dilatada región del país, no fue ajeno a la Lipotimia del petróleo. Ni a sus amargos sinsabores y espejismos. Venezuela olvida siempre los grandes bandazos de su economía, producidos por los vaivenes de su manejo económico y en el gobierno de Herrera Campins no hubo excepciones a esta ecuación. El 18 de febrero de 1983 conocido entonces como el “viernes negro” devaluó la moneda nacional, llevando el bolívar de 4.30 por dólar a 15 bolívares por dólar. Qué sucedió? La regla en Venezuela es siempre la misma: con cada bonanza de precios el gobierno de turno adquiere deudas hasta el máximo permisible. Cuando se produce la caída de los precios, el sucesor se ve obligado a contraer el mercado de capitales, incrementar las medidas restrictivas y someterse a los dictados del Fondo Monetario Internacional. La deuda ascendió a 25.000 millones de dólares y la moneda se devaluó en un 150%. ¡Y la paradoja convertida en norma fue que el Banco Central de uno de los países más ricos del mundo, Venezuela, se declaró insolvente!

Pese al esfuerzo inicial por devolver al país un poco de fe y ética en sus costumbres, una vez más las leyes inexorables del gasto suntuario y superlativo terminó haciendo estragos una vez más con la economía. El país recuperó tasas de crecimiento positivo luego de cerrarse 1984 con una recesión muy severa, del 6% del PIB, y el índice oficial de desempleo heredado de la Administración de Herrera, el 20%, disminuyó visiblemente. La deuda externa, sin embargo rondaba ya niveles por encima de los 38.000 millones de dólares, si bien las medidas restrictivas de la primera mitad del gobierno le devolvieron la credibilidad crediticia a Venezuela. En diciembre de 1986 el gobierno regresa a la tradicional indisciplina económica, devalúa la moneda en un 93% frente al dólar, incrementa desmesuradamente el gasto público, preparando el terreno para el mantenimiento en el poder de Acción Democrática.

Los resultados previsibles de devaluación, depreciación de la moneda, corrupción, inflación, acusación ante los tribunales y absolución política del congreso, una vez más siguieron abriendo grietas en los cimientos de la estabilidad democrática de la nación cuyo resquebrajamiento definitivo se vería en el gobierno adeco de su sucesor.

¿De qué habían servido las bonanzas petroleras de 1.973 y 1.981? ¿Cuál es el sino trágico que acompaña a éste pueblo, desde cuando a comienzos de 1.915 se encontraron los primeros yacimientos en Rubio, estado Táchira? Y cómo ésta poderosa arma de crecimiento y desarrollo se vuelve contra Venezuela por obra y gracia de una clase dirigente incapaz de convertir al país en la potencia económica más grande de Latinoamérica?

El último período del presidente Pérez cierra un importante ciclo para la democracia representativa. El popular presidente de Acción Democrática, en cuyo primer gobierno se restablecieron las relaciones con Cuba (1.974) y Venezuela asumió un legítimo liderazgo internacional tras decretar la nacionalización del petróleo, crear a PDVSA, iniciar la más poderosa industria del hierro y petroquímica que llevaron al mundo a estigmatizar sus desbordadas inversiones con el nombre de Venezuela Saudita, casi al final del segundo quinquenio fue despojado del poder y terminó siendo condenado por malversación de fondos públicos invertidos en la seguridad de la presidenta de Nicaragua Violeta Chamorro (7).

Una vez más, las leyes inexorables de la economía y los despilfarros derivados de su primer quinquenio, prorrogados en los gobiernos de Herrera Campins y Lusinchi, dieron al traste con la estabilidad del gobierno. Ahora, con una abultada deuda externa vuelven las medidas de choque: eliminación del control de precios, privatización de empresas en manos del gobierno (CANTV), congelación de nóminas y salarios, incremento en los precios de la gasolina y de los servicios públicos, abolición de subsidios, en fin un apretado recorte del gasto público en una nación acostumbrada a tributar muy poco y recibirlo todo de los gobiernos de turno. El costo de éstas medidas fueron más de 300 muertos en los disturbios del famoso “Caracaso”. Estos mismos eventos proyectarían la conformación de grupos inconformes en las Fuerzas Armadas que llevaron a un intento de golpe el 4 de febrero de 1.992 y otro mucho más sangriento el 27 de noviembre. Es cuando emerge la última trampa populista, caudillista y autoritaria: Hugo Chávez Frías (8)



¿EL PODER PARA QUE? ¿CONSTITUYE CHAVEZ UNA ALTERNATIVA SERIA PARA AMERICA LATINA?

De Barinas a Miraflores, podría ser el título ambivalente de una epopeya o de una tragicomedia en cuanto tiene que ver con la vida y obra de Hugo Chávez. Fruto de una pobreza innegable, hijo de un par de maestros de escuela rural en el distrito de Sabaneta, estado Barinas y educado en una estrechez sin límites hasta su llegada a la academia militar donde inicia su formación militar bajo la marcada influencia de los acontecimientos que conmovieron la década de los sesenta y setenta. Los delirios de Fidel y los indudables logros de la primera parte de la revolución Cubana, la muerte del Ché en Bolivia, la caída de Allende en Chile, el nacimiento de los movimientos revolucionarios en América Latina, Montoneros en Argentina, Tupamaros en Uruguay, Sendero Luminoso en Perú, FARC y Elenos en Colombia, insurgencia en Centroamérica así como irrupción de gobiernos nacionalistas de izquierda como los del general Juan Velasco Alvarado del Perú y el coronel Omar Torrijos en Panamá, no solamente influyeron sino que desencadenaron una imparable carrera hacia el poder de un hombre decidido a reconstruir la gesta Bolivariana con juramento simbólico en el samán de Güere , intento de golpe y arengas ecuménicas desde la cárcel (11), premonitorias de que lo suyo no era sueño sino el producto de una convicción más profunda y permanente que sobreviviría con el tiempo. Años después y alcanzado el propósito de hacerse con el gobierno, los que juramentaron al lado de Chávez como sus compañeros de academia, Raúl Baduel y Jesús Urdaneta, se preguntan qué pasó con Chávez y el ejercicio del poder. Y al igual que los más brillantes analistas de la actualidad Venezolana se responden que lo único que se ha conseguido es sembrar una montaña de incertidumbres y nadar en un mar de equivocaciones. Veamos algunas de ellas.

VICTIMA DE LAS TRAMPAS DEL PETROLEO.

En éstos cincuenta años de democracia, el país ha padecido más que disfrutado las profundas contradicciones generadas por los vaivenes del petróleo. Contrario al concepto colectivo de que tal riqueza contribuiría a construir una sociedad igualitaria e incluyente, Venezuela ha sido víctima del despilfarro, la manipulación de las multinacionales y la corrupción disfrazada de tecnicismos intocables de sus dirigentes. Basta recordar que antes de la primera gran bonanza iniciada a partir del 7 de octubre de 1973 durante la guerra Árabe-Israelí el país debía 35.000 millones de dólares, exportando 2.200.000 barriles diarios de crudo a 2 dólares con 10 centavos el barril. Seis años después, exportando 3.800.000 barriles diarios a 36 dólares el barril, su deuda ascendía a 105.000 millones de dólares. Y la desigualdad era más profunda que nunca. Las obras faraónicas desbordaron toda cordura posible. En tales condiciones, cuando se produce la “destorcida” de los precios del petróleo llegando hasta 16 dólares el barril, comienzan los apretones del FMI, los prestamistas internacionales a exigir el retorno de sus capitales, el recorte de los subsidios, el término a los privilegios, la gobernabilidad se viene abajo y la democracia vuelve a manos del caudillismo autoritario de pasados años. Venezuela repite cíclicamente el abecedario de su permanente idilio con la jerarquía cuartelaria institucionalizada: pero eso sí, tiene presidente elegido desde 1.999 y reelegido hasta el año 2.013.

La suerte de Venezuela es la de un náufrago que se ahoga en un mar de petróleo, que para mal o para bien ha moldeado al país a imagen y semejanza de sus valores oscilantes. En la década Chavista el petróleo ha ascendido de precios de manera ininterrumpida desde 16.50 dólares el barril a mediados de 1.999 hasta las escalofriantes cifras de hoy (mayo de 2008) 140 dólares el barril. Los ingresos fiscales se han incrementado pues en un 400%. Eso ha convertido al país en un manicomio de inversiones al mejor postor: bonos de desarrollo en Ecuador, compra de deuda pública en Argentina, donaciones a destajo en Nicaragua, Bolivia y Cuba, “nacionalización” de empresas ganaderas, agroindustriales, mineras, siderúrgicas, creación de sociedades de toda índole y contratación de obras cada vez más desbordadas, modernización de refinerías en Cuba, conversión de PDVSA en empresa de mercadeo de alimentos para manejar la incapacidad del Estado en reactivar su propia agricultura y construir una nación autosuficiente y capaz de abastecerse a sí misma. El desabastecimiento ha llevado paulatinamente al estado a convertirse en un tapa huecos de la hambruna nacional. Y a consecuencia del nacimiento de un nuevo sistema colectivizado de la propiedad, la improvisación ha demandado gigantescas inversiones no exentas de crecientes niveles de corrupción, al igual que en el proceso de transformación de la salud y la educación pública.

El resultado visible de toda esa loca carrera de incontenible gasto público, es la más acelerada carrera inflacionaria de Venezuela. Y como siempre ocurre cuando aparecen estas erupciones volcánicas de riqueza no trabajada, producto de la venta de un bien natural no renovable, algunos venezolanos sensatos recuerdan a Arturo Uslar Pietri el gran escritor y ensayista cuando advertía en 1936:

"Si hubiéramos de proponer una divisa para nuestra política económica… la necesidad de invertir la riqueza producida por el sistema destructivo de la mina… en sembrar el petróleo"

como lo recordaba recientemente Per Kurovsky.

¿Será cierto todo cuanto asegura la propaganda del gobierno? Si el ingreso per cápita de los Venezolanos para el año 2006 era de 6.070 dólares, cómo se explica ese inocultable rezago en la vivienda en sectores tradicionalmente frágiles como Petare y Catia? La pérdida del poder adquisitivo del Bolívar que llevó al gobierno a disimularlo con la impresión del llamado Bolívar fuerte, no logró disimular la dependencia alimenticia, la reducción dramática en la producción agrícola y el deterioro a niveles increíbles del hato ganadero y lechero nacional. Genera estupor y rabia ver como uno de los países con praderas y tierras más fértiles del mundo, deba comprarle carne al más pobre de Centroamérica como es Nicaragua. La pregunta es, ¿cuánto le cuesta al pueblo Venezolano los programas de ayuda alimentaria que Chávez entrega a Cuba, Nicaragua, Bolivia y cuantos más quieren subirse al bus de su proyecto político?.

Hoy, todos los economistas y pensadores de izquierda y derecha, claman porque el enredo Chavista no lleve a Venezuela a cometer los mismos errores del pasado reciente, enfrentándose con el sector productivo de su economía, porque:

“no va a poder generar los bienes y servicios que necesarios para que tengamos comida”

como lo han expresado con preocupación el exjefe de Investigaciones económicas del Banco Central de Venezuela., José Guerra, alertando sobre el progresivo decrecimiento del PIB. que fuera del 10% en el primer trimestre de 2006, del 8% en el 2007 y apenas del 4.8% en el 2008.

Este mismo calificado analista insiste que el mayor golpe que desatan los ríos de dólares que riega el gobierno, están minando cada vez más las clases medias y pobres del país, pues la inflación en el sector de los alimentos que fue del 15% en el 2006, pasó al 30% en el 2007 y entre enero y marzo del 2008 ya pasó del 40%. Así que al decrecimiento del sector privado cuyo PIB esta disminuyendo a tasas más aceleradas que las del propio conjunto total de la economía, con una inflación desbordada, Venezuela con los ingresos más altos de la historia, paradójicamente, estaría llevando su economía a entrar en recesión (6).

Con profundas convicciones Dick Parker (1) colocaba en tela de juicio el papel del presidente Hugo Chávez como alternativa contra el Neoliberalismo. En un serio estudio publicado en la Revista Venezolana de Economía y Ciencias Sociales, a mediados de 2003 registraba como, la palanca mas poderosa de la dialéctica electoral de Chávez en sus recientes campañas y principalmente la de 1998 fueron sus incesantes ataques al “Capitalismo Salvaje”.

Sin embargo juiciosos analistas de la política Venezolana coinciden desde 2002 que las medidas económicas del régimen, lejos de responder a su retórica antineoliberal, resuman todo lo contrario (Ob.cit. PG.83). Luís Gómez y Nelly Arenas (2001) escriben que

“en Venezuela no estamos aún ciertos de qué se trata el fenómeno Chavista y mucho menos en qué desembocará. Recoge mucho, es cierto, de los populismos clásicos pero no termina de cuajar una practica que permita emparentarlo cómodamente con los neopopulismos de la región (estilo Fujimori y Menem)” (2)

Parker percibe al neoliberalismo caracterizado por medidas orientadas a corregir el déficit fiscal, la inflación desbocada, la ineficiencia de un aparato estatal hipertrofiado, el clientelismo político que devora las empresas públicas, y dirigidas a hacer productivos estos entes de la mano de la empresa privada terminó entregando las empresas de servicios públicos, la educación y la salud en manos de la globalización, es decir las inversiones de capital extranjero se enfilaron a la adquisición de éstas empresas que protegían al usuario latinoamericano y terminaron imponiendo políticas laborales, de seguridad social y hasta sistemas pensionales orientadas a la especulación.
Por todo ello considera que Venezuela no ha sido inmune a estos intereses. Aunque el país interesa al capitalismo mundial más como productor de petróleo que como destino final de inversiones de otra índole, PDVSA, manejada por ejecutivos heredados de las multinacionales Mobil, Exxon y Chevron, la convirtieron en un estado dentro del estado, y las inversiones hechas en el exterior como la compra de refinerías en la costa del este de los USA (CITGO) terminaron vendiendo derivados del petróleo a los precios más bajos del mercado, es decir, subsidiándolos para los norteamericanos! La ironía más grande es que veinte años después de transcurridos estos sainetes, sea el mismo Chávez quien ordena por un simple decreto, gasolina subsidiada a la gentes de Louisiana afectada por el huracán Katrina, para fortalecer su imagen ante el pueblo norteamericano.. Por todo ello los ingresos fiscales del petróleo han disminuido cíclicamente así:
Periodo % de aporte fiscal petrolero
1.989 - 1.993 65%
1.994 – 1.998 49%
1.999 -2.001 47%

Causa hilaridad, que durante la “bonanza” de 1973-1978 los gobiernos de Carlos Andrés Pérez y Herrera Campins obtenían el 88% de los ingresos fiscales del país provenientes de las exportaciones de petróleo. ¿Cómo explicar esta progresiva disminución de tales aportes sino a través de una muy bien diseñada paraestructura evasionista de los administradores de la riqueza petrolera desde PDVSA?
El analista citado concluye que, cuando llega Chávez con su AAB (Agenda Alternativa Bolivariana) comenzó por reingresar a Venezuela a la OPEP para empezar a tomar distancia de la AIE manejada por los USA. En el 2001 la Ley de Hidrocarburos estableció la obligatoriedad de mantener más del 50% en manos del estado cualquier inversión en éste sector estratégico, pese a lo cual mantuvo la asociación con inversionistas extranjeros preferencialmente frente a sus enemigos capitalistas nacionales agrupados en Fedecámaras. De igual manera inversionistas españoles y brasileros se tomaron el sector bancario y de comunicaciones. En otras palabras, la burguesía nacional como hace cincuenta años la cubana, ha comenzado a desplazarse a la Florida donde es visible el crecimiento de la “Pequeña Caracas” al sur de Miami.
“La inseguridad inversionista nacional provocó una intermitente “fuga” de capitales nacionales que entre 1999 y 2001 fue de 26.200 millones de dólares a consecuencia de la falta de confianza en el gobierno nacional, pese a que en la AAB se establece que el gobierno busca fomentar la actividad empresarial local. Se propone estimular el desarrollo competitivo de sectores específicos, seleccionándolos sobre la base de criterios estratégicos, cadenas productivas integradas y parques industriales en función de la sustitución de importaciones y la promoción de exportaciones en el mediano y largo plazo, pero éstas propuestas son borradas según los niveles de paranoia con que amanezca el Coronel. Se cuentan por centenares las empresas Venezolanas medianas y de mayor nivel que se han trasladado a Colombia o a los Estados Unidos”.

El presidente de Venezuela ejerce un poder casi ilimitado. Entre otros, de cuantos le concede el artículo 236 de la actual constitución, el primer mandatario puede:

Nombrar y remover libremente al Vicepresidente y a los Ministros
Promover, a los Oficiales a partir del grado de Coronel o capitán de navío.
Designar, con ratificación de la Asamblea Nacional, al Procurador General de la República.
Disolver la Asamblea Nacional en los casos previstos en la Constitución
Administrar la Hacienda Pública Nacional.

En ejercicio de esta última función, el presidente Chávez ha hecho uso de tales prerrogativas para, consolidar la incondicionalidad de las fuerzas militares y volver añicos la opinión adversa expresada en el plebiscito del pasado año por el pueblo contra su proyecto de sociedad socialista del siglo XXI: expropia haciendas, fábricas, servicios, en una desenfrenada carrera contra el tiempo, con la esperanza de que la construcción de su partido socialista venezolano PSUV se consolide y aguante la arremetida de la oposición en las próximas elecciones. Hoy, con el barril de crudo a 150 dólares y exportando más de 6.400.000 barriles diarios, el manejo discrecional de unos recursos exorbitantes lo hacen sentirse invencible. Pero, por si algo faltara, exacerbar el nacionalismo de un pueblo con claros antecedentes de patriotismo arraigado, amedrentándolo, azuzándolo con el fantasma de una guerra por la que se está dispuesto a pagar cualquier precio, lo convierte en un psicópata megalomaníaco impredecible.

Nadie en Latinoamérica está en desacuerdo con la nacionalización de las inversiones petroleras de la Faja del Orinoco, ya que esto constituye un acto de soberanía dentro de la democracia, explicable. Utilizar estos actos de nacionalismo legítimo y empañarlos con un irreal, desmesurado y lunático “expansionismo” colombiano de ninguna manera puede hacer sustentable el oculto propósito propio de crecer al lado de la oposición armada que hacen las FARC a un gobierno igualmente legítimo. Ese es el problema del presidente Chávez.


¿Cuánto cuesta al pueblo Venezolano la compra del liderazgo promovido por su actual presidente? ¿Cuántos millones de dólares el populismo tercermundista antinorteamericano y pro castrista del coronel Hugo Chávez, quien subsidia la energía consumida por Cuba, financia y absorbe la deuda externa Argentina, Ecuatoriana, Nicaragüense, Boliviana y hasta de algunas islas del Caribe?

La guerra mediática, la guerra asimétrica que libra a diario a través de cualquier medio de difusión han convertido al presidente de Venezuela Hugo Chávez Frías en el personaje favorito de centenares de editorialistas de periódicos del mundo. Reportajes, noticias, editorialistas, analistas del orbe entero lo convirtieron en el personaje más buscado, comentado y discutido.

Igual que Hitler, Mussolini, Castro, Gadafi o Idi Amín en su momento, en él lo insólito se vuelve normal, lo descabellado termina convertido en anécdota. Todos ellos víctimas de un afán superlativo de figuración, terminan dedicados a alimentar el mito que construyen de sí mismos.

Hugo Chávez todo el tiempo está hablando para la galería y ésta manipulación de los medios la ha convertido en su arma favorita para obtener réditos electorales. Cuando medio Latinoamérica se preparaba para la reclamación Venezolana de la Guayana Esequiba, en la cual el choque sería entre la región y una potencia extracontinental en una especie de reedición del fenómeno de las Malvinas,, el presidente se inventa intervenciones en Colombia, en Bolivia, en Ecuador o de pronto en una alocución presidencial por radio y televisión le envía un mensaje a su exesposa, con cierta carga de codificada presentación para psicoanalista: “espérame, que ya te llevo lo tuyo!”, o en plena sesión de las Naciones Unidas, refiriéndose al presidente de los Estados Unidos no le importa hacer el ridículo y vocifera: ”¡ Aquí estuvo el diablo! Aún huele a azufre!”. Son actos que rozan los límites de la esquizofrenia paranoica.

Nicolas Kozlov (“Hugo Chávez: oil, politics and the challenge of the United States”), Richard Gott (“Hugo Chávez and the Bolivarian Revolution”), Bart Jones (“¡Hugo!: The Hugo Chávez story from mud hut to perpetual revolution”), Fidel Castro (“Venezuela y Chávez”), Steve Elner (“Venezuelan politics in the Chávez era: class, polarization and conflict”), son apenas una muestra de los ríos de tinta que se han vertido sobre los discursos de Hugo Chávez y sus permanentes desplantes a presidentes e imperios. Ser motivo de tantos análisis, le reduplica su capacidad de generar asombro y mantiene al mundo al borde de su irresponsable y permanente contradicción entre iniciar una guerra o terminar diciendo que se trata de una broma.

A su vez, las intervenciones publicadas en libros que se obsequian en todo el mundo:”Hugo Chávez Frías, un hombre, un pueblo”, “El destino superior de los pueblos latinoamericanos y el gran salto adelante”, “El golpe fascista contra Venezuela”, son el combustible que hacen incurable el ego de un ser inacabado de formar, inestable y temperamental.


Jorge Olavarría, reconocido abogado, exembajador en Londres, autor de más de 16 libros, exdiputado, excandidato presidencial por Causa R, director de la revista Resumen y quizá uno de los más profundos estudiosos de la realidad Venezolana del último medio siglo, reconocía en uno de sus premonitorios editoriales hace cerca de 28 años, comentando sobre la patológica fascinación con que el país se recogía cada noche para disfrutar la telenovela de Cabrujas sobre Juan Vicente “Gómez”, que “Venezuela siente nostalgia de la mano fuerte” (4).

No satisfecho con haber tenido el coraje de denunciar en su profético discurso en el Congreso el 5 de julio de 1999 lo que sobrevendría para el país con la politización y partidización del ejército, la 15ª Constitución Nacional propuesta por Hugo Chávez y los peligros que se cernían sobre el país en manos del populismo de izquierda que éste representaba, Olavarria denunció con un valor inusual toda la corrupción en que se ha visto mezclado el gobierno, el despojo premeditado de los bienes de muchos ciudadanos por capricho presidencial, la violación intermitente de la Constitución y las leyes por virtud de ser ordenadas por el jefe del estado, denunció los peligrosos vericuetos del concepto de seguridad nacional popular integral, la caricaturización de la dignidad nacional de que hace permanente gala Chávez y ese legado lo dejó para la posteridad que estamos descubriendo.







BIBLIOGRAFIA:

1).- González, Fernando, MI COMPADRE, editorial Bedout, 1967

1. 1- Parker, Dick Representa Chávez una alternativa al neoliberalismo?” (Revista Venezolana de Economía y Ciencias Sociales 2003. Vol. 9 No 3 pgs. 83-110 artículo escrito por Dick Parker.)
(2).- ¿Modernización autoritaria o actualización del populismo? Cuestiones Políticas No 26, Maracaibo, pags. 85-126).
(3).- Olavarria Jorge, Historia Viva 2002-2003 La rebelión civil, el referéndum revocatorio. Alfadil 2003.
(4).- Olavarria Jorge, editorial revista Resumen, septiembre de 1980.
(5).- Michael T. Klare: "La nueva geopolítica de la energía" en Colombia.Indimedya.org [en línea]. 11 mayo 2008. Págs.: 12 pantallas. -
(6).- Enfrenta economía venezolana fase difícil, El Financiero en línea, 31.05.2008
(7).- El Mundo, El expresidente Pérez hospitalizado por un accidente cardiovascular, Consultado el 2007-12-30
(8).- Ramírez Farias Carlos, De Rómulo Betancourt a Carlos Andrés Pérez, El Cid Editor, 1978.
(9).- Silva Luongo Juan José, “De Cipriano Castro a Carlos Andrés Pérez 1899-1979, Fundación Luis Jesús Silva, 2.000
(10).- Ramírez Faria Carlos, “La democracia petrolera: De Rómulo Betancourt a Carlos Andrés Pérez - 1978 -
(11) Lengwell Emil, “De la cárcel al poder”, editorial Bruguera, 1972


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VENEZUELA: EL REGRESO DEL CAUDILLISMO

VENEZUELA: EL REGRESO DEL CAUDILLISMO






General Simón Bolívar
1.783-1830
Libertador y primer presidente constitucional de la República de Colombia que incluía los departamentos de Venezuela, Nueva Granada y Quito.


La brújula de la historia Venezolana pareciera obedecer más a las leyes físicas del péndulo, que al fragoroso parto de los grandes conflictos económicos y sociales. Venezuela padece desde los comienzos mismos de la república, una dolorosa patología de la verdad. La propia historia fue reescrita a jirones, deformada por las conveniencias y transmitida así a la posteridad para conjurar complejos de culpa e instintos megalomaníacos en el ejercicio del poder.


HISTORIA CAUDILLISTA

Basta releer la compilación de Vicente Lecuna de las cartas del héroe Caraqueño, sobre todo, durante aquel año sibarita e insólito de Bolívar en la Lima de 1827 frente a las actitudes soberbias, desleales y ultra regionalistas del General José Antonio Páez, quien afilaba el hacha que daría mortal golpe al sueño de la unidad suramericana de una Gran Colombia, cuyo aliento consumía todas las energías cósmicas del Libertador. He ahí la primera gran contradicción que padece Venezuela. El guardián llanero de aquella república, hizo de su pequeña ambición y de su inocultable rencor contra Santander, la tumba de la gran propuesta histórica del padre de nuestras patrias. Fueron Páez y sus áulicos quienes no solo renegaron de tal manera de las ideas de Bolívar, no les fue suficiente con despojarlo de la ciudadanía Venezolana o disolver la república que él nos había inventado, sino que llegaron hasta prohibir el traslado de los restos después de su muerte para ser enterrados en su patria natal, declararlo traidor, influir de manera sinuosa en Perú de Lacroix para que describiera en su Diario de Bucaramanga, más los rencores que sobrevivían en la Caracas de 1835, los cariños aparentes y las envidias reales que despertaban algunos héroes granadinos, a las sinceras preocupaciones que inflamaban al genio en 1828.

Indudablemente el cáncer de la envidia, la carcoma del provincialismo hipócrita del Santanderísmo mojigato, la hipócrita pestilencia de aquel tartufo de Torre Tagle y la aristocracia Limeña, sumados al repugnante oportunismo e incontenible ambición de Juan José Flores, mas los aullidos esteparios de la jauría militar que había derrotado a España, todos a una, minaron el carácter de hierro del Libertador y destruyeron el más grande propósito que ha brotado de nuestras tierras.…

Cuando empezó a crecer la gloria “como crecen las sombras cuando el sol declina”, en 1842, vinieron hasta Santa Marta y trasladaron los restos para iniciar un culto impenitente a su memoria y cada uno de quienes se sucedieron en el poder, se dedicaron a tratar de entender y aplicar sus ideas, llenas de fuego, originales y nuevas. Los mismos caudillos que habían hecho trizas su prestigio, después de muerto lo idolatraron. Quisieron imitarlo, y en el intento sembraron en Venezuela la semilla del estado fuerte, del autoritarismo montañero tan bien caracterizado por el General Páez quien gobierna como jefe civil y militar antes y después de creada la república, hasta 1835 primero, de 1839 a 1843 después y de 1861 a 1863 cuando vuelve a encargarse del mando, sumando cerca de 16 años. Y así, a lo largo del siglo XIX gobernaron a Venezuela militares recios como Antonio Guzmán Blanco, reelecto en 5 oportunidades, acaparando el poder por 17 años, el general José Ruperto Monagas electo y reelecto por 8 años, en fin, durante ese siglo en 90 años de gobiernos republicanos, apenas hubo 5 presidentes civiles que a duras penas completan 8 años de ejercicio del poder.


Cipriano Castro (1898-1908), Juan Vicente Gómez (1908-1927)


En el siglo XX Venezuela siguió de la mano de gobiernos militaristas, unos aviesamente estrafalarios y despóticos como los de los generales Cipriano Castro quien en 1899 regresara del exilio en Colombia y pasara el río Táchira al mando de su “Revolución restauradora liberal” y Juan Vicente Gómez, su lugarteniente y compadre (9) (unidos manejaron a su antojo el país por 35 años), quien no solo ayudó a su traslado a Francia para tratarse de sífilis sino que impidió su regreso al poder, el cual asumió de manera olímpica por cerca de tres décadas. Otros con cierto tinte conciliador y civilista a medias, como los de los generales Eleazar López Contreras e Isaías Medina Angarita, quienes acumularon honores y poder hasta mediados del pasado siglo, cuando empieza a abrirse paso el espíritu democrático incubado en las entrañas de Venezuela, pese a lo cual aún sobrevivieron a varios golpes de estado uno de los cuales llevó a la presidir la Junta a Rómulo Betancur, el Teniente Coronel Román Delgado Chalbaud , el coronel Marcos Pérez Jiménez y el Contralmirante Wolgang Larrazabal quien despidió a su viejo amigo caído en desgracia, en 1958.




El CAMINO DE ESPINAS DE LA NUEVA DEMOCRACIA

Las libertades individuales son tan recientes, que la plena apertura a la creación de partidos políticos fuertes para ejercer el derecho a gobernar u oponerse, no ha alcanzado a consolidar instituciones democráticas estables y sólidas. Desde 1958 se eligen presidentes con una cada vez mayor participación popular: Con seguridad los papeles jugados por Rómulo Betancourt, Rafael Caldera y Jóvito Villalba, los convierte en padres de esa nueva democracia Venezolana.


Rómulo Betancourt (1959-1964) , con las cicatrices que le dejaron las persecuciones de los gobiernos de “Mi Compadre” (1) Juan Vicente Gómez, López Contreras y Medina Angarita , funda Acción Democrática en 1.941 y preside la Junta Revolucionaria de Gobierno de 1.945 a 1.948, iniciando el recorrido del nuevo país, transformando sus costumbres, implementando una constitución participativa e incluyente que parecía destinada a consolidar los principios democráticos por largo tiempo puestos en jaque, ya que siguiendo la estela del Frente Nacional que inauguraban en Colombia (donde permaneció asilado por varios años) los partidos Liberal y Conservador, lideró el Pacto de Punto Fijo de octubre 31 de 1958, alineando sus fuerzas con las de URD (Unión Republicana Democrática) y COPEI. Pese a esta sólida coalición, los militares huérfanos del privilegio harían varios intentos de golpe para hacerse de nuevo con el poder.

Venezuela no debe olvidar el “Carupanazo” del 4 de mayo de 1962, el “Porteñazo” del 2 de junio del mismo año con saldo cercano al medio millar de muertos, más otras intentonas de cuartelazo, en lo que constituiría el Kinder del actual gobernante.



Raúl Leoni (1969-1974), al igual que muchos de sus antecesores del pasado siglo y varios de quienes le sucedieron en el mando, debió asilarse en Colombia ante la persecución de algunas de las dictaduras de turno. Perseguido y encarcelado en la dictadura de Gómez, alcanzó a graduarse de abogado en la Universidad Nacional de Colombia e hizo parte de la Logia Masónica local. Liberal de Izquierda, hizo un gobierno de concertación nacional con el cual consolidó la incipiente democracia Venezolana. Curiosamente, las grandes obras de Leoni, entre las cuales debería destacarse la creación del Pacto Andino nacido del Acuerdo de Cartagena, y el fuerte impulso para redimensionar el estado Bolívar y todo el oriente Venezolano, haciéndolo propicio para lo que sería la hidroeléctrica del Juri y la futura Siderúrgica del Orinoco (Sidor), el turismo internacional que llegaba a conocer el puente Simón Bolívar sobre el gran río Venezolano y Angostura cuna de la democracia Americana, en la “era Chávez” termina convirtiéndose en la zona de desastre para la inversión extranjera como veremos más adelante y abandona la integración andina para proponer un pacto político más orientado a la confrontación ideológica que a la integración y desarrollo de Suramérica. .



Rafael Caldera (1.969-1974) y (1.994-1.999) de clara orientación conservadora imbuida por los jesuitas, fundador del COPEI, en cuya representación sería elegido dos veces presidente, coincidió con la presidencia conservadora en Colombia de Misael Pastrana Borrero. Ambos convinieron en políticas que terminaron con las guerrillas de izquierda en Venezuela y contuvieron el impulso dado por la revolución Cubana, tanto a la local como a la colombiana. Ambos fueron electos democráticamente y recibieron el poder de partidos contrarios, inaugurando una verdadera era de tolerancia y alternativas, que permitían a la oposición tener acceso a cargos de control, al punto que legalizó al Partido Comunista Venezolano. Pese a resultados más bien congruos, en su segundo mandato apoyado por el mismo Partido Comunista y amplios sectores de Izquierda, intervino bancos y grupos económicos ante la mayor crisis financiera del estado Venezolano, incluyendo una similar intervención en el mercado de cambios al que se vive ahora. Con la diferencia que el Fondo Monetario Internacional le impuso la Agenda Venezuela (restricción del gasto público, devaluación del Bolívar, sobretasa a la gasolina, impuestos a la renta y patrimonio más fuertes, venta de activos, liberalización de las tasas de interés, privatización de empresas públicas, etc.) conjunto de medidas que se habían propuesto desde el 2º gobierno de Carlos Andrés Pérez para superar el “Efecto Venezuela”, la crónica enfermedad que padece el país cada vez que sobreviene la destorcida de los precios del crudo.

Venezuela nunca ha estado preparada para exigir grandes sacrificios económicos a sus ciudadanos, Siendo el Estado “todo hacedor”, decretar medidas de orden y disciplina fiscal jamás ha sido bien recibido, por lo que a los gobiernos de orden los sacude una sucesión de caudillos populistas: el Coronel Pérez Jiménez, contó con gran respaldo popular para asumir su dictadura entre 1952 y 1958. De la misma forma como el populismo de Chávez cautivó a las masas que no comprendían cómo, en el país más rico de Latinoamérica, se tenía que pagar impuestos.

Carlos Andrés Pérez (1974-1979 y 1989-1994)


Es doloroso reconocer que uno de los presidentes más populares de la historia de Venezuela terminó siendo recordado como uno de los más corruptos, por un juicio cuyo fallo conocido el 30.05.1996 lo condenó a prisión domiciliaria por un corto tiempo. Pero, ¿Le ha hecho justicia la historia, ahora, cuando su actual mandatario regala a manos llenas los inmensos recursos del petróleo, compromete al país en una vocación armamentista sin antecedentes de imprevisibles consecuencias y embarca a todos los venezolanos en un viaje sin retorno hacia la insondable confrontación con algunas de las potencias más poderosas de la tierra?
El Presidente Pérez se inauguró como populista en su primer gobierno en el cual absolvió la deuda de los agricultores, subsidió la importación, distribución y expendio de alimentos del país, de la misma manera como vio envuelto su gobierno en escándalos y manejos indebidos en la compra del barco “Sierra Nevada” o en la compra de terrenos para construcción de vivienda popular. Pero la bonanza daba para todo y la guerra del petróleo (la secuela de la guerra del Yom Kippur entre Israel, Egipto y Siria en octubre de 1.973) que desataron los países árabes contra las potencias industriales de Occidente que apoyan a Israel, incrementaron los ingresos de su periodo a niveles inimaginados superiores a 3.5 billones de dólares, con los cuales hubiera alcanzado para “sembrarlo de nuevo” como soñara alguna vez Uslar Pietri, transformando la dependencia alimenticia de Venezuela en una potencia productora (5). No de otra manera se explica su reelección posterior.
En su segundo mandato, se le vino encima la “destorcida” de los precios generando una incontenible inflación y las medidas restrictivas que hubo de tomar exigidas por el FMI y los prestamistas internacionales lo convirtieron en el primer candidato a sacrificar por las medidas neoliberales, al exigirle privatizar servicios, bancos, hoteles de turismo, en fin cuanta empresa había adquirido el estado en tiempos de abundancia. Aquellas medidas macroeconómicas que implicaron en primera instancia incremento en los precios de la gasolina, disminución o abolición de subsidios, etc. generaron manifestaciones populares, paros de transportadores y los primeros esbozos de golpe de estado en los impacientes cuarteles silenciados desde hacía tres décadas, que terminarían en los fallidos intentos (recuerden el “por ahora…”) del 4 de febrero y del 27 de noviembre de 1992, con participación de la fuerza aérea.
Hoy, en tiempos de una nueva bonanza, cuando la orgía megalomaníaca de su actual caudillo lo lleva a: subsidiar la gasolina de los estadounidenses “pobres” de la Luisiana, intercambiar toneladas de petróleo por la atención en salud de médicos cubanos, comprometer la seguridad nacional alineándose con potencias nucleares emergentes y hostiles al continente como Irán y Corea del Norte, e invirtiendo el producto de la venta de un recurso natural no renovable en la compra de la deuda de otros países, los delitos imputados y castigados a Carlos Andrés Pérez alcanzan niveles francamente insignificantes.

Luís Herrera Campins (1979-1984), presidente llanero, jovial, con esa inmensa carga cultural que llevan dentro todos los dirigentes de esta dilatada región del país, no fue ajeno a la Lipotimia del petróleo. Ni a sus amargos sinsabores y espejismos. Venezuela olvida siempre los grandes bandazos de su economía, producidos por los vaivenes de su manejo económico y en el gobierno de Herrera Campins no hubo excepciones a esta ecuación. El 18 de febrero de 1983 conocido entonces como el “viernes negro” devaluó la moneda nacional, llevando el bolívar de 4.30 por dólar a 15 bolívares por dólar. Qué sucedió? La regla en Venezuela es siempre la misma: con cada bonanza de precios el gobierno de turno adquiere deudas hasta el máximo permisible. Cuando se produce la caída de los precios, el sucesor se ve obligado a contraer el mercado de capitales, incrementar las medidas restrictivas y someterse a los dictados del Fondo Monetario Internacional. La deuda ascendió a 25.000 millones de dólares y la moneda se devaluó en un 150%. ¡Y la paradoja convertida en norma fue que el Banco Central de uno de los países más ricos del mundo, Venezuela, se declaró insolvente!

,
Jaime Lusinchi (1.984-1.989).

Pese al esfuerzo inicial por devolver al país un poco de fe y ética en sus costumbres, una vez más las leyes inexorables del gasto suntuario y superlativo terminó haciendo estragos una vez más con la economía. El país recuperó tasas de crecimiento positivo luego de cerrarse 1984 con una recesión muy severa, del 6% del PIB, y el índice oficial de desempleo heredado de la Administración de Herrera, el 20%, disminuyó visiblemente. La deuda externa, sin embargo rondaba ya niveles por encima de los 38.000 millones de dólares, si bien las medidas restrictivas de la primera mitad del gobierno le devolvieron la credibilidad crediticia a Venezuela. En diciembre de 1986 el gobierno regresa a la tradicional indisciplina económica, devalúa la moneda en un 93% frente al dólar, incrementa desmesuradamente el gasto público, preparando el terreno para el mantenimiento en el poder de Acción Democrática.

Los resultados previsibles de devaluación, depreciación de la moneda, corrupción, inflación, acusación ante los tribunales y absolución política del congreso, una vez más siguieron abriendo grietas en los cimientos de la estabilidad democrática de la nación cuyo resquebrajamiento definitivo se vería en el gobierno adeco de su sucesor.

¿De qué habían servido las bonanzas petroleras de 1.973 y 1.981? ¿Cuál es el sino trágico que acompaña a éste pueblo, desde cuando a comienzos de 1.915 se encontraron los primeros yacimientos en Rubio, estado Táchira? Y cómo ésta poderosa arma de crecimiento y desarrollo se vuelve contra Venezuela por obra y gracia de una clase dirigente incapaz de convertir al país en la potencia económica más grande de Latinoamérica?


Carlos Andrés Pérez
(1.989-1.994)

El último período del presidente Pérez cierra un importante ciclo para la democracia representativa. El popular presidente de Acción Democrática, en cuyo primer gobierno se restablecieron las relaciones con Cuba (1.974) y Venezuela asumió un legítimo liderazgo internacional tras decretar la nacionalización del petróleo, crear a PDVSA, iniciar la más poderosa industria del hierro y petroquímica que llevaron al mundo a estigmatizar sus desbordadas inversiones con el nombre de Venezuela Saudita, casi al final del segundo quinquenio fue despojado del poder y terminó siendo condenado por malversación de fondos públicos invertidos en la seguridad de la presidenta de Nicaragua Violeta Chamorro (7).

Una vez más, las leyes inexorables de la economía y los despilfarros derivados de su primer quinquenio, prorrogados en los gobiernos de Herrera Campins y Lusinchi, dieron al traste con la estabilidad del gobierno. Ahora, con una abultada deuda externa vuelven las medidas de choque: eliminación del control de precios, privatización de empresas en manos del gobierno (CANTV), congelación de nóminas y salarios, incremento en los precios de la gasolina y de los servicios públicos, abolición de subsidios, en fin un apretado recorte del gasto público en una nación acostumbrada a tributar muy poco y recibirlo todo de los gobiernos de turno. El costo de éstas medidas fueron más de 300 muertos en los disturbios del famoso “Caracaso”. Estos mismos eventos proyectarían la conformación de grupos inconformes en las Fuerzas Armadas que llevaron a un intento de golpe el 4 de febrero de 1.992 y otro mucho más sangriento el 27 de noviembre. Es cuando emerge la última trampa populista, caudillista y autoritaria: Hugo Chávez Frías (8)

¿EL PODER PARA QUE? ¿CONSTITUYE CHAVEZ UNA ALTERNATIVA SERIA PARA AMERICA LATINA?

CORONEL HUGO CHAVEZ FRIAS (1.999- ?)
De Barinas a Miraflores, podría ser el título ambivalente de una epopeya o de una tragicomedia en cuanto tiene que ver con la vida y obra de Hugo Chávez. Fruto de una pobreza innegable, hijo de un par de maestros de escuela rural en el distrito de Sabaneta, estado Barinas y educado en una estrechez sin límites hasta su llegada a la academia militar donde inicia su formación militar bajo la marcada influencia de los acontecimientos que conmovieron la década de los sesenta y setenta. Los delirios de Fidel y los indudables logros de la primera parte de la revolución Cubana, la muerte del Ché en Bolivia, la caída de Allende en Chile, el nacimiento de los movimientos revolucionarios en América Latina, Montoneros en Argentina, Tupamaros en Uruguay, Sendero Luminoso en Perú, FARC y Elenos en Colombia, insurgencia en Centroamérica así como irrupción de gobiernos nacionalistas de izquierda como los del general Juan Velasco Alvarado del Perú y el coronel Omar Torrijos en Panamá, no solamente influyeron sino que desencadenaron una imparable carrera hacia el poder de un hombre decidido a reconstruir la gesta Bolivariana con juramento simbólico en el samán de Güere , intento de golpe y arengas ecuménicas desde la cárcel (11), premonitorias de que lo suyo no era sueño sino el producto de una convicción más profunda y permanente que sobreviviría con el tiempo. Años después y alcanzado el propósito de hacerse con el gobierno, los que juramentaron al lado de Chávez como sus compañeros de academia, Raúl Baduel y Jesús Urdaneta, se preguntan qué pasó con Chávez y el ejercicio del poder. Y al igual que los más brillantes analistas de la actualidad Venezolana se responden que lo único que se ha conseguido es sembrar una montaña de incertidumbres y nadar en un mar de equivocaciones. Veamos algunas de ellas.

VICTIMA DE LAS TRAMPAS DEL PETROLEO.

En éstos cincuenta años de democracia, el país ha padecido más que disfrutado las profundas contradicciones generadas por los vaivenes del petróleo. Contrario al concepto colectivo de que tal riqueza contribuiría a construir una sociedad igualitaria e incluyente, Venezuela ha sido víctima del despilfarro, la manipulación de las multinacionales y la corrupción disfrazada de tecnicismos intocables de sus dirigentes. Basta recordar que antes de la primera gran bonanza iniciada a partir del 7 de octubre de 1973 durante la guerra Árabe-Israelí el país debía 35.000 millones de dólares, exportando 2.200.000 barriles diarios de crudo a 2 dólares con 10 centavos el barril. Seis años después, exportando 3.800.000 barriles diarios a 36 dólares el barril, su deuda ascendía a 105.000 millones de dólares. Y la desigualdad era más profunda que nunca. Las obras faraónicas desbordaron toda cordura posible. En tales condiciones, cuando se produce la “destorcida” de los precios del petróleo llegando hasta 16 dólares el barril, comienzan los apretones del FMI, los prestamistas internacionales a exigir el retorno de sus capitales, el recorte de los subsidios, el término a los privilegios, la gobernabilidad se viene abajo y la democracia vuelve a manos del caudillismo autoritario de pasados años. Venezuela repite cíclicamente el abecedario de su permanente idilio con la jerarquía cuartelaria institucionalizada: pero eso sí, tiene presidente elegido desde 1.999 y reelegido hasta el año 2.013.

La suerte de Venezuela es la de un náufrago que se ahoga en un mar de petróleo, que para mal o para bien ha moldeado al país a imagen y semejanza de sus valores oscilantes. En la década Chavista el petróleo ha ascendido de precios de manera ininterrumpida desde 16.50 dólares el barril a mediados de 1.999 hasta las escalofriantes cifras de hoy (mayo de 2008) 140 dólares el barril. Los ingresos fiscales se han incrementado pues en un 400%. Eso ha convertido al país en un manicomio de inversiones al mejor postor: bonos de desarrollo en Ecuador, compra de deuda pública en Argentina, donaciones a destajo en Nicaragua, Bolivia y Cuba, “nacionalización” de empresas ganaderas, agroindustriales, mineras, siderúrgicas, creación de sociedades de toda índole y contratación de obras cada vez más desbordadas, modernización de refinerías en Cuba, conversión de PDVSA en empresa de mercadeo de alimentos para manejar la incapacidad del Estado en reactivar su propia agricultura y construir una nación autosuficiente y capaz de abastecerse a sí misma. El desabastecimiento ha llevado paulatinamente al estado a convertirse en un tapa huecos de la hambruna nacional. Y a consecuencia del nacimiento de un nuevo sistema colectivizado de la propiedad, la improvisación ha demandado gigantescas inversiones no exentas de crecientes niveles de corrupción, al igual que en el proceso de transformación de la salud y la educación pública.

El resultado visible de toda esa loca carrera de incontenible gasto público, es la más acelerada carrera inflacionaria de Venezuela. Y como siempre ocurre cuando aparecen estas erupciones volcánicas de riqueza no trabajada, producto de la venta de un bien natural no renovable, algunos venezolanos sensatos recuerdan a Arturo Uslar Pietri el gran escritor y ensayista cuando advertía en 1936:

"Si hubiéramos de proponer una divisa para nuestra política económica… la necesidad de invertir la riqueza producida por el sistema destructivo de la mina… en sembrar el petróleo"

como lo recordaba recientemente Per Kurovsky.

¿Será cierto todo cuanto asegura la propaganda del gobierno? Si el ingreso per cápita de los Venezolanos para el año 2006 era de 6.070 dólares, cómo se explica ese inocultable rezago en la vivienda en sectores tradicionalmente frágiles como Petare y Catia? La pérdida del poder adquisitivo del Bolívar que llevó al gobierno a disimularlo con la impresión del llamado Bolívar fuerte, no logró disimular la dependencia alimenticia, la reducción dramática en la producción agrícola y el deterioro a niveles increíbles del hato ganadero y lechero nacional. Genera estupor y rabia ver como uno de los países con praderas y tierras más fértiles del mundo, deba comprarle carne al más pobre de Centroamérica como es Nicaragua. La pregunta es, ¿cuánto le cuesta al pueblo Venezolano los programas de ayuda alimentaria que Chávez entrega a Cuba, Nicaragua, Bolivia y cuantos más quieren subirse al bus de su proyecto político?.

Hoy, todos los economistas y pensadores de izquierda y derecha, claman porque el enredo Chavista no lleve a Venezuela a cometer los mismos errores del pasado reciente, enfrentándose con el sector productivo de su economía, porque:

“no va a poder generar los bienes y servicios que necesarios para que tengamos comida”

como lo han expresado con preocupación el exjefe de Investigaciones económicas del Banco Central de Venezuela., José Guerra, alertando sobre el progresivo decrecimiento del PIB. que fuera del 10% en el primer trimestre de 2006, del 8% en el 2007 y apenas del 4.8% en el 2008.

Este mismo calificado analista insiste que el mayor golpe que desatan los ríos de dólares que riega el gobierno, están minando cada vez más las clases medias y pobres del país, pues la inflación en el sector de los alimentos que fue del 15% en el 2006, pasó al 30% en el 2007 y entre enero y marzo del 2008 ya pasó del 40%. Así que al decrecimiento del sector privado cuyo PIB esta disminuyendo a tasas más aceleradas que las del propio conjunto total de la economía, con una inflación desbordada, Venezuela con los ingresos más altos de la historia, paradójicamente, estaría llevando su economía a entrar en recesión (6).

Con profundas convicciones Dick Parker (1) colocaba en tela de juicio el papel del presidente Hugo Chávez como alternativa contra el Neoliberalismo. En un serio estudio publicado en la Revista Venezolana de Economía y Ciencias Sociales, a mediados de 2003 registraba como, la palanca mas poderosa de la dialéctica electoral de Chávez en sus recientes campañas y principalmente la de 1998 fueron sus incesantes ataques al “Capitalismo Salvaje”.

Sin embargo juiciosos analistas de la política Venezolana coinciden desde 2002 que las medidas económicas del régimen, lejos de responder a su retórica antineoliberal, resuman todo lo contrario (Ob.cit. PG.83). Luís Gómez y Nelly Arenas (2001) escriben que

“en Venezuela no estamos aún ciertos de qué se trata el fenómeno Chavista y mucho menos en qué desembocará. Recoge mucho, es cierto, de los populismos clásicos pero no termina de cuajar una practica que permita emparentarlo cómodamente con los neopopulismos de la región (estilo Fujimori y Menem)” (2)

Parker percibe al neoliberalismo caracterizado por medidas orientadas a corregir el déficit fiscal, la inflación desbocada, la ineficiencia de un aparato estatal hipertrofiado, el clientelismo político que devora las empresas públicas, y dirigidas a hacer productivos estos entes de la mano de la empresa privada terminó entregando las empresas de servicios públicos, la educación y la salud en manos de la globalización, es decir las inversiones de capital extranjero se enfilaron a la adquisición de éstas empresas que protegían al usuario latinoamericano y terminaron imponiendo políticas laborales, de seguridad social y hasta sistemas pensionales orientadas a la especulación.
Por todo ello considera que Venezuela no ha sido inmune a estos intereses. Aunque el país interesa al capitalismo mundial más como productor de petróleo que como destino final de inversiones de otra índole, PDVSA, manejada por ejecutivos heredados de las multinacionales Mobil, Exxon y Chevron, la convirtieron en un estado dentro del estado, y las inversiones hechas en el exterior como la compra de refinerías en la costa del este de los USA (CITGO) terminaron vendiendo derivados del petróleo a los precios más bajos del mercado, es decir, subsidiándolos para los norteamericanos! La ironía más grande es que veinte años después de transcurridos estos sainetes, sea el mismo Chávez quien ordena por un simple decreto, gasolina subsidiada a la gentes de Louisiana afectada por el huracán Katrina, para fortalecer su imagen ante el pueblo norteamericano.. Por todo ello los ingresos fiscales del petróleo han disminuido cíclicamente así:
Periodo % de aporte fiscal petrolero
1.989 - 1.993 65%
1.994 – 1.998 49%
1.999 -2.001 47%

Causa hilaridad, que durante la “bonanza” de 1973-1978 los gobiernos de Carlos Andrés Pérez y Herrera Campins obtenían el 88% de los ingresos fiscales del país provenientes de las exportaciones de petróleo. ¿Cómo explicar esta progresiva disminución de tales aportes sino a través de una muy bien diseñada paraestructura evasionista de los administradores de la riqueza petrolera desde PDVSA?
El analista citado concluye que, cuando llega Chávez con su AAB (Agenda Alternativa Bolivariana) comenzó por reingresar a Venezuela a la OPEP para empezar a tomar distancia de la AIE manejada por los USA. En el 2001 la Ley de Hidrocarburos estableció la obligatoriedad de mantener más del 50% en manos del estado cualquier inversión en éste sector estratégico, pese a lo cual mantuvo la asociación con inversionistas extranjeros preferencialmente frente a sus enemigos capitalistas nacionales agrupados en Fedecámaras. De igual manera inversionistas españoles y brasileros se tomaron el sector bancario y de comunicaciones. En otras palabras, la burguesía nacional como hace cincuenta años la cubana, ha comenzado a desplazarse a la Florida donde es visible el crecimiento de la “Pequeña Caracas” al sur de Miami.
“La inseguridad inversionista nacional provocó una intermitente “fuga” de capitales nacionales que entre 1999 y 2001 fue de 26.200 millones de dólares a consecuencia de la falta de confianza en el gobierno nacional, pese a que en la AAB se establece que el gobierno busca fomentar la actividad empresarial local. Se propone estimular el desarrollo competitivo de sectores específicos, seleccionándolos sobre la base de criterios estratégicos, cadenas productivas integradas y parques industriales en función de la sustitución de importaciones y la promoción de exportaciones en el mediano y largo plazo, pero éstas propuestas son borradas según los niveles de paranoia con que amanezca el Coronel. Se cuentan por centenares las empresas Venezolanas medianas y de mayor nivel que se han trasladado a Colombia o a los Estados Unidos”.

El presidente de Venezuela ejerce un poder casi ilimitado. Entre otros, de cuantos le concede el artículo 236 de la actual constitución, el primer mandatario puede:

Nombrar y remover libremente al Vicepresidente y a los Ministros
Promover, a los Oficiales a partir del grado de Coronel o capitán de navío.
Designar, con ratificación de la Asamblea Nacional, al Procurador General de la República.
Disolver la Asamblea Nacional en los casos previstos en la Constitución
Administrar la Hacienda Pública Nacional.

En ejercicio de esta última función, el presidente Chávez ha hecho uso de tales prerrogativas para, consolidar la incondicionalidad de las fuerzas militares y volver añicos la opinión adversa expresada en el plebiscito del pasado año por el pueblo contra su proyecto de sociedad socialista del siglo XXI: expropia haciendas, fábricas, servicios, en una desenfrenada carrera contra el tiempo, con la esperanza de que la construcción de su partido socialista venezolano PSUV se consolide y aguante la arremetida de la oposición en las próximas elecciones. Hoy, con el barril de crudo a 150 dólares y exportando más de 6.400.000 barriles diarios, el manejo discrecional de unos recursos exorbitantes lo hacen sentirse invencible. Pero, por si algo faltara, exacerbar el nacionalismo de un pueblo con claros antecedentes de patriotismo arraigado, amedrentándolo, azuzándolo con el fantasma de una guerra por la que se está dispuesto a pagar cualquier precio, lo convierte en un psicópata megalomaníaco impredecible.

Nadie en Latinoamérica está en desacuerdo con la nacionalización de las inversiones petroleras de la Faja del Orinoco, ya que esto constituye un acto de soberanía dentro de la democracia, explicable. Utilizar estos actos de nacionalismo legítimo y empañarlos con un irreal, desmesurado y lunático “expansionismo” colombiano de ninguna manera puede hacer sustentable el oculto propósito propio de crecer al lado de la oposición armada que hacen las FARC a un gobierno igualmente legítimo. Ese es el problema del presidente Chávez.


¿Cuánto cuesta al pueblo Venezolano la compra del liderazgo promovido por su actual presidente? ¿Cuántos millones de dólares el populismo tercermundista antinorteamericano y pro castrista del coronel Hugo Chávez, quien subsidia la energía consumida por Cuba, financia y absorbe la deuda externa Argentina, Ecuatoriana, Nicaragüense, Boliviana y hasta de algunas islas del Caribe?

La guerra mediática, la guerra asimétrica que libra a diario a través de cualquier medio de difusión han convertido al presidente de Venezuela Hugo Chávez Frías en el personaje favorito de centenares de editorialistas de periódicos del mundo. Reportajes, noticias, editorialistas, analistas del orbe entero lo convirtieron en el personaje más buscado, comentado y discutido.

Igual que Hitler, Mussolini, Castro, Gadafi o Idi Amín en su momento, en él lo insólito se vuelve normal, lo descabellado termina convertido en anécdota. Todos ellos víctimas de un afán superlativo de figuración, terminan dedicados a alimentar el mito que construyen de sí mismos.

Hugo Chávez todo el tiempo está hablando para la galería y ésta manipulación de los medios la ha convertido en su arma favorita para obtener réditos electorales. Cuando medio Latinoamérica se preparaba para la reclamación Venezolana de la Guayana Esequiba, en la cual el choque sería entre la región y una potencia extracontinental en una especie de reedición del fenómeno de las Malvinas,, el presidente se inventa intervenciones en Colombia, en Bolivia, en Ecuador o de pronto en una alocución presidencial por radio y televisión le envía un mensaje a su exesposa, con cierta carga de codificada presentación para psicoanalista: “espérame, que ya te llevo lo tuyo!”, o en plena sesión de las Naciones Unidas, refiriéndose al presidente de los Estados Unidos no le importa hacer el ridículo y vocifera: ”¡ Aquí estuvo el diablo! Aún huele a azufre!”. Son actos que rozan los límites de la esquizofrenia paranoica.

Nicolas Kozlov (“Hugo Chávez: oil, politics and the challenge of the United States”), Richard Gott (“Hugo Chávez and the Bolivarian Revolution”), Bart Jones (“¡Hugo!: The Hugo Chávez story from mud hut to perpetual revolution”), Fidel Castro (“Venezuela y Chávez”), Steve Elner (“Venezuelan politics in the Chávez era: class, polarization and conflict”), son apenas una muestra de los ríos de tinta que se han vertido sobre los discursos de Hugo Chávez y sus permanentes desplantes a presidentes e imperios. Ser motivo de tantos análisis, le reduplica su capacidad de generar asombro y mantiene al mundo al borde de su irresponsable y permanente contradicción entre iniciar una guerra o terminar diciendo que se trata de una broma.

A su vez, las intervenciones publicadas en libros que se obsequian en todo el mundo:”Hugo Chávez Frías, un hombre, un pueblo”, “El destino superior de los pueblos latinoamericanos y el gran salto adelante”, “El golpe fascista contra Venezuela”, son el combustible que hacen incurable el ego de un ser inacabado de formar, inestable y temperamental.


Jorge Olavarría, reconocido abogado, exembajador en Londres, autor de más de 16 libros, exdiputado, excandidato presidencial por Causa R, director de la revista Resumen y quizá uno de los más profundos estudiosos de la realidad Venezolana del último medio siglo, reconocía en uno de sus premonitorios editoriales hace cerca de 28 años, comentando sobre la patológica fascinación con que el país se recogía cada noche para disfrutar la telenovela de Cabrujas sobre Juan Vicente “Gómez”, que “Venezuela siente nostalgia de la mano fuerte” (4).

No satisfecho con haber tenido el coraje de denunciar en su profético discurso en el Congreso el 5 de julio de 1999 lo que sobrevendría para el país con la politización y partidización del ejército, la 15ª Constitución Nacional propuesta por Hugo Chávez y los peligros que se cernían sobre el país en manos del populismo de izquierda que éste representaba, Olavarria denunció con un valor inusual toda la corrupción en que se ha visto mezclado el gobierno, el despojo premeditado de los bienes de muchos ciudadanos por capricho presidencial, la violación intermitente de la Constitución y las leyes por virtud de ser ordenadas por el jefe del estado, denunció los peligrosos vericuetos del concepto de seguridad nacional popular integral, la caricaturización de la dignidad nacional de que hace permanente gala Chávez y ese legado lo dejó para la posteridad que estamos descubriendo.





BIBLIOGRAFIA:

1).- González, Fernando, MI COMPADRE, editorial Bedout, 1967

1. 1- Parker, Dick Representa Chávez una alternativa al neoliberalismo?” (Revista Venezolana de Economía y Ciencias Sociales 2003. Vol. 9 No 3 pgs. 83-110 artículo escrito por Dick Parker.)
(2).- ¿Modernización autoritaria o actualización del populismo? Cuestiones Políticas No 26, Maracaibo, pags. 85-126).
(3).- Olavarria Jorge, Historia Viva 2002-2003 La rebelión civil, el referéndum revocatorio. Alfadil 2003.
(4).- Olavarria Jorge, editorial revista Resumen, septiembre de 1980.
(5).- Michael T. Klare: "La nueva geopolítica de la energía" en Colombia.Indimedya.org [en línea]. 11 mayo 2008. Págs.: 12 pantallas. -
(6).- Enfrenta economía venezolana fase difícil, El Financiero en línea, 31.05.2008
(7).- El Mundo, El expresidente Pérez hospitalizado por un accidente cardiovascular, Consultado el 2007-12-30
(8).- Ramírez Farias Carlos, De Rómulo Betancourt a Carlos Andrés Pérez, El Cid Editor, 1978.
(9).- Silva Luongo Juan José, “De Cipriano Castro a Carlos Andrés Pérez 1899-1979, Fundación Luis Jesús Silva, 2.000
(10).- Ramírez Faria Carlos, “La democracia petrolera: De Rómulo Betancourt a Carlos Andrés Pérez - 1978 -
(11) Lengwell Emil, “De la cárcel al poder”, editorial Bruguera, 1972
domingo, 8 de junio de 2008 0 comentarios

Hubo una vez un comandante en "Tres esquinas" (Fragmento)



Hubo además, entre la interminable cadena de discursos de aquellos tres días de celebraciones, el que se convirtió en anécdota de toda reunión futura. Uno de los visitantes dando rienda suelta a su inveterada adicción por los clásicos y la historia antigua, comparó a San Sebastián de Huaquillas con los pueblos de la Galia Cisalpina, convencido como estaba de que los Andes exhalaban el mismo aire, tenían el mismo misterioso verde toscano que había madurado ante los ojos brillantes y el pincel conmovido de los grandes paisajistas del medioevo. “Ello es así – insistía- cuando se conoce la historia de grandeza de San Sebastián de Huaquillas. Un pueblo orgulloso de su pasado heroico, de su coraje y dignidad sin límite, que en plena Guerra de los Mil días en 1900 resistió a machete limpio por más de una semana el asalto de un batallón entero de revolucionarios que bregaba por tumbar al gobierno constitucional que había heredado la constitución de Núñez”. De esas épocas viene el estilo de saludar a lo marcial, acariciando un lado de la frente, el derecho, por supuesto. Cuando los alzados entraron al pueblo, no encontraron a nadie en las calles de piedras ensangrentadas que la lluvia no había terminado de lavar, porque hasta los muertos habían sido llevados a cuestas por los bravos luchadores. Nadie en las casonas coloniales, ni en lo más hondo de los pisos ocultos; no hallaron los caballos que imaginaban ramoneando en las cuadras, ni grano en las alacenas. Era un pueblo muerto, blanco como una tumba, colgado de un barranco de donde pendían sus tres largas calles que iban desde San Francisco hasta la vieja cárcel, donde engordaban tres viejos guardianes. El general invasor, con el rostro enlobreguecido por el aspecto que emanaba de ese cagadero con ínfulas de pueblo histórico, colonial y español, pese a los geranios y las veraneras que colgaban de los groseros capiteles de barro cocido que sostenía los ventanales, en pocos días se asqueó de la soledad, de la ausencia de mujeres musitando historias, de la falta de oír gritar ese “Susana, ven, Susana” al que estaba acostumbrado en su Caribe abierto, a niños corriendo, ancianos pulcramente abandonados en los escaños… pese al pequeño botín de los objetos no alcanzados a esconder o llevar en la presurosa fuga, optó por una honrosa retirada para no guardar en su haber la ocupación de un viejo pueblo solo, triste y abandonado.

“No me gustan los pueblos de godos!”- fue el único juicio que dejó para recuerdo. Y talvez porque cargaba con alguna pena en el alma no se sintió obligado a meterle candela por los cuatro costados como lo hicieran tantos otros en el pasado, que arrasaron, violaron, secuestraron y asesinaron en nombre de la guerra. Solo quedan borrones de una empolvada carta que escribió a una lejana amante durante aquellos días de reposo: “en un nublado y triste atardecer solo siento que apareces en las flores que sobreviven en los ventanales de este pueblo escondido y milenario que me gané en suerte en esta horrenda guerra. Pero es tan honda la soledad que no resisto más. Solo resta recobrar el aliento y salir volando como las águilas, porque aquí es imposible vivir”! – escribió desde San Sebastián de Huaquillas el general Custodio García a su novia en Turbaco- “Si supieras mi dolor –agregaba- cuando vuelva a tu lado y te cuente esta ausencia, no podrás negarme tus besos ni el refugio de tu amor. No vale la pena sufrir en la vida ni tanto padecer por amor. Tuyo del alma, C.G.”


Después del solemnísimo entierro que siguió a las carreras y angustias vividas por todos, ante la inimaginable confusión que reinó desde el instante en que Don Carlos Rojano Mantúa pronunciaba su discurso de aceptación de la Alcaldía, preparando el ánimo y conteniendo la expectación de la multitud que aguardaba el momento de la posesión para entregarse a la francachela preparada durante varios días por el criticado “comité de los catorce” encargado de organizar los festejos del cuarenta y ocho cuando se obtuvo la dignidad de municipio; después de los incontables intentos de volverlo a la vida, pese a los delicados cuidados de su viuda, del sabio Dr. Felipe Castro y los infructuosos esfuerzos del pueblo entero menoscabado por su abierta ignorancia, la antigüedad de sus fórmulas y la lamentada ausencia de medicamentos especiales en las boticas del pueblo…. El más trepidante y ensordecedor plebiscito colectivo escogió por unanimidad como candidato único del pueblo ante la terna solicitada por el Gobernador para nombrar alcalde municipal: a Sebastián!!
Solo entonces comprendimos el enorme ascendiente que tenía y sus verdaderas dimensiones como organizador y dirigente.

“¡Sabaqueños –dijo- estoy aquí por vosotros y para vosotros! Permitidme que yo os jure por Dios, –agregó luego-, que nada ni nadie impedirá que vosotros tengáis lo que os pertenece!! Juro por mi honor de hombre y de dirigente de este movimiento que nunca os traicionaré!”. Tras una pausa que no alcanzó a apaciguar el ánimo sobrecogido de emoción que amenazaba con estrangular las gargantas atenazadas, terminó diciendo a todo pulmón:
“¡Pero vosotros tenéis que jurar conmigo que tampoco vais a traicionarme!!”

El pueblo entonces olvidó por completo las reglas mínimas y como quien lanza una chispa sobre materias inflamables, explotó en gritos de júbilo y de gloria sin dar espera al abrazo, que no obstante los empujones y los brazos alargados, el polvo levantado, las banderas ondeantes y las flores pisoteadas, los amplios vestidos de las monjas estrujados en la felicitación masiva convertida en batalla campal se obstinaron en darle el propio Gobernador, los secretarios del despacho con sus distinguidas señoras y los honorables diputados autores de la memorable Ordenanza.
El hombre de las Galias alcanzó a advertir entre dientes:
“¡Ahí tienen su Duchecito!!”
Pero nadie sabía entonces de latines ni de fascios. A duras penas acabábamos de sobrevivir a los gritos del negro Gaitán.

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Aquellos dìas difíciles (Fragmento 3)



Hablamos de todo y de nada. De la necesidad de mantener la agricultura del campo, donde empezaba a observarse una hambruna silenciosa disimulada por el ventorrillo del narcotráfico. Pero fué imposible hablar de paz. Ni siquiera tangencialmente, por si acaso. De tal manera que me guardé el delicioso recuerdo de un reciente viaje, que hubiera sido como anillo al dedo para comprometerse en una buena amistad. Con él no había términos aplicables a sentimientos tan comunes entre la gente. Solamente se podía pretender llegar a la calidad de conocido, ante su hierática actitud.

-Allí, sentado en aquella banca un año antes, mientras consumía un plato de arroz con atún y frijoles, observando una pared de resanes inacabados, recordó a Walita, la vuelta bajera. Su transparencia le inspiró estas verdades. Y volvió a leer parte de sus escritos:
“Por mucho tiempo me sobrevivió el embrujo causado por la resolana del caribe, sentido en lo alto de la escalerilla del avión. La brisa del mar jugaba con el cabello suelto de las mujeres, mientras enfriaba los motores encendidos de la aeronave que nos había transportado desde Tocumen a Rancho Boyeros, en los suburbios de La Habana. Al detallar el entorno de la malla que rodea el aeropuerto, observé al abuelo Telésforo en su eterna bicicleta Philips, camino del río Güengüé; pasaría el puente de guadua, seguiría hasta la finca de la tía Matilde y luego se enterraría en la manigua hasta el comienzo de la noche, cuando volvería a recoger los pasos. ¡Pero el abuelo había muerto hacía cuarenta años en Padilla! ¡Qué hacía allí, en la Cuba de Fidel Castro, a finales del noventa y siete, ya casi comenzando el siglo veintiuno?”

“Aquella mágica, triste y absurda sensación de haber regresado medio siglo en el tiempo, me mantuvo hipnotizado durante un corto mes en la isla. Caminaba absorto, tropezando con fantasmas de mi infancia que creía perdidos en la bruma de los años. Todo permanecía estático, quieto, recién envejecido. Un perfecto hedor de herrumbre caminaba agazapado al paso de los hombres y mujeres aferrados a sus viejas ciclas, transpirando un aliento de dignidad, parecido al que sobrevivió en la mirada de los negros del norte del Cauca, mucho tiempo después de ver sus fincas convertidas en mares de caña de azúcar. El mismo mar, la misma caña y el mismo azúcar que amargaba aquí y allá la mirada de los hombres, bajo la canícula hirviente que ataba la piel tostada y reseca a unos esqueletos mantenidos en pié, por capricho y generosidad del mar.”

“Despojado del ceñido hábito de las vidas vividas hasta entonces, comencé aquel fisgonear de buhonero por las calles inundadas de gritos de pregoneros; altos, descascarados y coloniales edificios mostraban con un desparpajo inocente a través de las derruidas puertas, el vientre de una inocultable pobreza. La ausencia de carros y la aturdidora molicie urbana, no lograba disimular el ruido que hacían los niños, los juicios altisonantes que hacían las mujeres de una ventana a otra, las carcajadas batientes de los jugadores de dominó enronquecidos por el humo de sus tabacos y los alegres sarcasmos conque mataban los días sin término. Allí nada pasa. Ni siquiera el descomplicado ingreso de las jineteras llevando de la mano el hilo de su última conquista, gradas arriba, lograba perturbar el hálito de trágico acomodo a una chocante y grosera realidad.”

-“¡Mierda! De modo que esto es la revolución! Nadie me lo va a creer, carajo!”- era el sarcástico axioma que observaban mis ojos.

-Deslumbrado la descubrió, allí estaba, enmohecida y semienterrada la cuna de la cultura latinoamericana. Divagaba envuelta en las volutas de bruma y tabaco y ron, con ese ropaje encubridor de toda nuestra malhadada condición. En el vórtice de aquel huracán endemoniado podía verse que cuanto tenemos de pintoresco, extrovertido, sensual y perturbador, nos viene de allí. Susceptibles, ardientes, apasionados, intransigentes, soñadores, idealistas, irresponsables, lengüilargos, posesos de divinidad, así éramos todos en esta vuelta del mundo. Rezumábamos sensualidad. Sobretodo eso. Una dicharachera, disparatada y volátil sensualidad que tan fácil hacía erupción con la chisporroteante fuerza de las olas en el malecón, como luego se tornaba en dura, melancólica, fría, superficial indiferencia que solo nosotros somos capaces de provocar y padecer. Aquel viaje a Cuba le permitió conocer mejor su alma, quizá porque fue tan honda la conmoción y el contraste entre el dolor visceral que le provocó sacarse sus más recónditos ideologísmos y encontrar con alborozo que hay axiomas que allí terminan convertidos en mentiras verdaderas, como aquel insólito regreso al pasado con solo bajar de un avión y terminar aceptando que el tiempo no existe-.


“Walita, –en realidad su verdadero nombre era Marcia Waleska- tenía un aire de misterio, una rara mezcla de tristeza seductora y enigmático silencio, que la hacían diferente a toda la camada de burbujeantes jineteras que se tomaban por asalto la avenida del malecón frente al hotel Nacional. Su piel blanquísima centelleaba bajo la pálida iluminación del monumento a Máximo Gómez, donde hablamos por primera vez. La voz sedosa y enronquecida, tenía una firmeza que advertía de un carácter endemoniado. Y aunque el primer concepto que esgrimió sobre el héroe dominicano, hacía presagiar una ignorancia enciclopédica, con los días, fué mostrando la sólida convicción de que para ella, la historia estaba llena de jirones de la existencia y que vivía en abierta contradicción con las verdades del gobierno, para demostrarse a sí misma que la libertad era como el aire.”
-“Si me quitas el aire, tú lo que quieres es matarme, vaya”!- le dijo ella muy seria.
“Las mujeres odiaban hablar de política en dondequiera que estuviesen. Era un tema muerto, que les recordaba la razón de la sinrazón por la cual se sacrificaban una vez más. Walita solo se hizo eco de mis pensamientos cuando recorrimos en el desvencijado carro de Andrés, los bulevares arbolados que refrescaban las grandes mansiones de Miramar o cuando descubrimos los arabescos de hierro de los faroles del viejo puerto natural de La Habana. En la Bodeguita del Medio escribió un rápido graffiti mientras nos servían el siguiente mojito: “el último que salga, apaga la luz”. La frase tenía un suave aroma de sedición.”
-“Cuando la gusanera apoyada por Kennedy se metió en Bahía Cochinos las mujeres nos
sacrificamos. Cuando nuestros hombres se fueron por todo el mundo a hacer internacionalismo proletario, las mujeres también fuimos las sacrificadas. ¿Cuándo la guerra en África, quiénes pusieron el pecho aquí, mientras los muchachos peleaban en Angola y en Namibia? Y luego, con cada nuevo esfuerzo que pedía el Comandante, en la zafra, en las cosechas de tomate, de papa. Mira. ¿Qué tú crees que produjo el “periodo especial” de la economía, después que se derrumbó la Unión Soviética y aquí comenzó todo el mundo a tirarse al mar, a irse para los Estados Unidos, sino es esto? –decía moviendo rítmicamente las manos en una representación inequívoca- Quienes son las sacrificadas...Ah?” Aquí la política se la dejamos a los babalaos para que la exorcicen, oíste?”- El discurso exhalaba un peregrino resumen de la propaganda del régimen sin esconder cierto tufillo de amargo desencanto.
Las cejas oscuras enmarcaban unos ojos claros que miraban dando la impresión de lejanía. Pero cuando callaba, la mirada tenía una ternura inefable que parecía dar refugio a una orfandad desconocida. Entonces humedecía con estudiada suavidad los labios y volvía a escudriñar el horizonte con la paciencia de una gata, y la expresión recuperaba ese aire de indiferencia aparente. No era una mujer hermosa, pero era un encanto de mujer. Tenía el atractivo de las mujeres inteligentes, abiertas a la madurez y cansadas ya de disimular lo que en verdad eran, por el temor de asustar a los hombres.
-“Amo tanto a esta isla, que lo único que me trastorna es pensar que por amor termine creyendo que puedo ser feliz lejos de aquí” – le confesó serena -. El amor sobrevive mientras haya alegría, pero se acaba cuando uno se cansa de escuchar la quejumbrera de los hombres. Igual debe ser con ustedes. Aunque a los hombres, ni los hijos los amarran. Solo “zingal”. – Al instante evocó a Mechitas y sus violines gitanos. Aunque la referencia de Walita hacía referencia a nuestra indomable condición concupiscente.

La afirmación guardaba una dureza inobjetable, sórdida y cierta, confirmada con el paso de los días. La revolución no había prohibido el amor, pero lo hacía cada vez más inalcanzable. El resquebrajamiento de la tabla de valores había convertido a los amantes en unos proscritos, porque en la búsqueda de su propio lugar, en la construcción de un nido, le demandaban al estado imposibles. Los amantes, solamente encontraban un refugio para el amor, internándose en la selva densa, enmarañada y cruel de los instintos sin prejuicios. Todo se podía compartir pero era casi imposible mantenerlo vivo con el paso del tiempo. Así, hablar de hijos era una utopía enmarcada por el dolor de haberlos tenido y de no poder mantenerlos. La cháchara propagandística de las libretas de racionamiento, no lograba cambiar el sentimiento de frustración frente a la maternidad y las bodegas maltrechas y vacías, causaban heridas más hondas, que los anaqueles repletos de productos importados en las tiendas de recambio de divisas.

Walita quizá estrujando sus sueños, jamás pensó que esto o aquello la hacía infeliz.

-“¿Qué tu crees que le gusta a una mujer Cubana” –preguntó de sorpresa, mientras exigía silencio a sus compañeras del malecón- “un hombre con una pinga grande, malencarada, que te la meta y te haga sangrar, o un hombre tierno, que la tenga pequeña, pero que la sepa usar con arte?” –Caí ingenuo en su inesperada red -.

-“Uno que la sepa usar con arte” –filosofé, pretendiendo darle cabida a una relación apasionada y gratificante a la vez.

-“¡Otro que la tiene pequeña!”- exclamó el coro de compinches, celebrando con algarabía.

Era inevitable disfrutar la alegre camaradería conque todos ahuyentaban la angustia, con la misma entereza conque el rompeolas devolvía al océano la espuma de su fuerte oleaje, sin importar el rugido que terminaba convertido en brisa refrescante.

Dábamos un paseo en una carreta de los tiempos coloniales, en Cárdenas, ya al atardecer, cuando unos músicos callejeros lograron lo que hasta entonces parecía un ajedrez. Walita recostó la cabeza en mi hombro y musitó con la voz más deliciosa del mundo:
“Mira que esa música me está matando por dentro” –musitó al oído, tratando vanamente que nadie más lo supiera -.
Los enigmas y las veleidades de la revolución fueron refundidos para siempre, desde ese momento.
-“Los guajiros somos gente aparte. Somos incapaces de esconder los sentimientos, de guardarnos las cosas. Lo que sentimos, terminamos gritándolo a coro. Pero somos unos guajiros sentimentales.”-
Una furtiva lágrima se escapó rauda por sus mejillas, mientras el instrumentista del laúd clavaba su mirada de esperanza y fuego en nosotros. Humedeció los labios, con la misma picara fruición con que lo había hecho la primera noche junto al mar y prosiguió, abiertamente conmovida por las alegres notas que interpretaban los músicos.
–“Tú no te me puedes ir sin saber lo que estoy sintiendo por ti, oíste?”-
“Supe entonces que mis días de paz estaban contados. Fueron muchas horas bailando, en un parque animado por espontáneos románticos que querían compartirlo todo: recuerdos, anécdotas de los tiempos de Matamoros, de Beny Moré, de todos los ídolos anteriores a la revolución. Al amanecer, tenía la voz llena de matices cercanos que habían permanecido ocultos por la sombra de la dignidad. Su risa fresca le permitía llorar y cantar sin asomo de vergüenza. Y todos a una, le dábamos cobijo a su desnudez espiritual, con la misma bienhechora sensibilidad que nos había provocado. Fue una noche inolvidable aquella, en que la química de la música hizo y deshizo con la química del poder. Una extraña sensación me conmueve al evocar los recuerdos de aquella noche en Cárdenas. La imagen móvil de las alegres volandas de la abuela Juliana y el abuelo Telésforo, bailando a la luz tenue de los faroles, en aquel parque mágico de la isla”.



 
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