domingo, 25 de diciembre de 2011

PREPAREMONOS PARA LA NUEVA POLITICA

Hay momentos en la vida que el espíritu nos conduce hasta una encrucijada. Momentos en que se toman decisiones fundamentales para poner de acuerdo los sueños y la realidad. Sinembargo, creo que estamos llegando por fuerza de las circunstancias a uno de aquellos instantes seleccionado por la historia para cambiar el destino de nuestra existencia.


Cuántos años llevamos errando sin encontrar una salida a nuestra condición de atraso, desigualdad y pobreza incuestionables? Esta, que fuera la generosa tierra donde creció un poderoso imperio precolombino, ahora parece un cuerpo lleno de las cicatrices sin cerrar, de heridas que se abren cada día, de equilibrios aparentes y desigualdades profundas que cavan cada semana nuevas tumbas.


Nos hemos convertido en la mayor zona de conflicto permanente que gravita en la realidad colombiana, como resultado de las grandes contradicciones históricas que hemos padecido desde la conquista. El imperialismo español construyó sobre el despojo y destrucción de la cultura indígena su propia cultura de poder, su andamiaje de clases y explotación del hombre hasta niveles inverosímiles que ni siquiera trescientos años después de desencadenarse las guerras de independencia, hemos podido romper todas las ataduras mentales que mantienen cautivos nuestros pueblos.


Son verdades elementales. Un pueblo que ha sido utilizado como yunque le queda muy difícil convertirse en martillo contra la propia injusticia que lo ha agobiado. Talvés esa ha sido la razón por la cual permanece tan fracturada la opinión de nuestras comunidades pobres, sean raizales, indígenas, negras, campesinas o como quiera llamárseles. Y lo que es peor, los enfrentamientos interétnicos son hoy más profundos que los conflictos de clase que se presume deberían invocar una ferrea unidad frente a la explotación, el desalojo y la desintegración socio económica que vivimos.


El incontenible acceso al conocimiento, gracias a esa inesperada oportunidad de utilizar la tecnología, ha generado un progresivo equilibrio entre las fuerzas en contienda. Cada día, centenares de jóvenes de toda condición social, adquieren nuevas destrezas y se enteran de las nuevas verdades que sacuden al mundo, cambian ideologías y mitos que parecían inconmovibles al paso del tiempo y establecen nuevas formas de vivir en el planeta.


De igual manera, la desaparición del monopolio de la información hace cada día más difícil la manipulación de la opinión pública por parte de quienes usufructuan el poder mediático de prensa,radio y televisión. El ingreso del internet ha roto las cadenas que jamás pudo desanudar los tímidos esfuerzos de la llamada democracia participativa.


Nuestro reto es aprender a compartirlo. La revolución ha comenzado.

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