domingo, 20 de diciembre de 2015

UN CONSULTORIO, UN OASIS

Médicos Universidad del Cauca - Promoción 1975.

Recuerdo aquel delicioso libro del Mejicano Cuauhtémoc Sánchez (“Volar sobre el pantano”), donde cada capítulo venía adobado con una corta historia, tan vívida y electrizante, que uno leía sin parar hasta encontrar el final. Era como cuando escuchábamos las historias y  fantásticas aventuras del abuelo, junto a una hornilla centenaria donde los tizones encendidos esparcían un humo mezclado con el aroma del café campesino.

Una de aquellas anécdotas recordaba un pajarillo asido a un junco, paralizado por el miedo y el tintineo de los crótalos de una serpiente a punto de capturarlo. En otra, se contaba la historia del hombre que hacía parte de una caravana en el desierto, quien al llegar a un pequeño oasis donde abrevarían los camellos, pregunta a un aldeano: qué tan lejos queda la ciudad de Basora? El anciano le responde con un interrogante: cómo era la ciudad de dónde provenía?  Tenía amigos?  Era feliz allí? Y cuando el viajero hablaba del dolor que le causaba dejar tantas cosas buenas, el encallecido anciano le replicaba: no te preocupes, porque en la ciudad de tu destino encontrarás: amor, amistad y felicidad.

 Unos renglones después, la misma pregunta hecha por otro viajero al mismo anciano, era replicada por el sabio  lugareño de manera diametralmente opuesta: En Basora vas a encontrar más miseria, violencia, enemigos e infelicidad de las que dejaste en la ciudad de donde vienes. Interrogado a su vez por un tercer viajante sobre el porqué de las  respuestas contradictorias entregadas a los viajeros, el hombre del desierto explicó sin parpadeos: “Porque cada quien encuentra, lo que lleva en su corazón!”

Todo lo anterior porque, tras peregrinar por el desierto de confusiones y angustias en que llegan nuestros pacientes, el médico debe volver a ser como el sabio aldeano del desierto: un verdadero portador de la verdad científica más un átomo de fe, una astilla de esperanza, un hilo de seguridad y amor como lo proclamaron los Padres de la Medicina desde los tiempos del chaman de “Tótem y Tabú” Freudiano, hasta el tiempo sin transcurso de Deepah Chopra.

Porque al final de estos días llenos de calor y afecto, nos reencontremos con el sabio que todos llevamos dentro: Salud!


José Ramón Burgos Mosquera M.D.

Publicado en Revista SALUD & VIDA, El País. Diciembre de 2015

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