domingo, 22 de junio de 2008

LA SANGRE DE DAVID (FRAGMENTO)



Bajo una pertinaz llovizna que en la ciudad habría causado los derrumbes y sempiternas inundaciones de Petare y demás barrios bajos contaminados por el Güayre, el cómodo LTD descendió raudamente por la avenida Sucre y continuó por la Andrés Bello tras atravesar el recientemente pintado puente de la Fuerzas Armadas. Quizá la única hora amable para un turista en Caracas es aquella que sigue a las nueve de la noche. Para entonces la locura de sus ochocientos mil vehículos (1979) reposan en las calles convertidas en aparcadero obligado, sopla una brisa fresca que desciende del Ávila y la vieja arquitectura de Miraflores, el blanco edificio del Correo Nacional, aquella callejuela angosta convertida en paseo peatonal que desemboca en una silenciosa plaza de Bolívar, o el desperdiciado cementerio histórico en que se ha convertido la Plazuela de San Jacinto, adquieren vida propia, frente a la dictatorial majestad y brutal sumisión que han impuesto gigantescas moles de cemento.

El vehículo desvió hacia San Bernardino por la estrecha Avenida Carlos Soublette para detenerse frente a un elegante edificio de catorce pisos. Se llamaba "Yajay-Roi" según podía leerse en una plaqueta negra con letras doradas. El chofer bajó el vidrio izquierdo, extrajo un pequeño artefacto del bolsillo y tras manipular un botón, la severa puerta de hierro corrugado comenzó a abrirse dando paso a un espacioso sótano de tres niveles donde permanecía estacionada una veintena de lujosos automóviles. Al final se detuvo cerca de la puerta de comunicación con el ascensor principal. El chofer fue el primero en descender para abrir la puerta a un imperturbable Moshe Rabinovich y al cansado Alex Dimitrie.

- Enseguida subiré su equipaje, señor.
- Gracias.

En ese instante se abría la puerta del ascensor y apareció el grupo de personas que incluía una sonriente Sella Misraim.

- Moshe, mon amour…Qué locuras son esas de seguir viajando en Sabath! Ya nos tenías preocupados. Y qué ocurrencia es esa de llamar solo dos horas antes de viajar! ¡Mon Dieu! –de inmediato se le abalanzó al cuello con los brazos abiertos dándole calurosos besos en las mejillas, consiguiendo ruborizar a medias a Moshe.
- Y tú. ¿Qué dices? No percibo ese comprometedor perfume de sándalo que no llevabas desde nuestro último viaje a Nueva York? Sella, cariño qué tal van tus vacaciones? –respondía Moshe con efusividad a su mujer, al tiempo que alargaba la mano derecha para saludar a los demás.

- Bienvenido Moshe! –casi corearon todos.

- Bienvenido querido hermano – dijo con un sollozo entrecortado el delgado rabino Elías Ben Yussef, conmovido ante el encuentro con el debilucho ayudante de antaño, desde aquella borrosa época de la prohibición legal de celebrar el culto en el ghetto de Vilna.

- ¡Respetado Maestro! ¿Desde cuándo decidió abandonar su tranquilo Nueva York para enfrentarse a este trópico semisalvaje? ¡Déjeme abrazarlo! –pidió Moshe con veneración- Hace ya cerca de un año que no le veo mi querido Ben Yussef. Pero se ve tan duro como en los viejos tiempos, verdad?

- ¡OH…claro! –contestaron todos con alegría al ver la satisfacción de los viejos compañeros de lucha que habían sobrevivido al holocausto de la guerra.

Ascendieron a un elegante pent house volaban prestos los sirvientes dando los últimos toques a una soberbia sala decorada con dignidad. Un majestuoso jarrón que adornaba la mesa de centro dio paso a sendas copas de vodka con tónica, la bebida predilecta de Moshe. El ambiente del amplio salón se llenó de las risas que provocaban las anécdotas de Moshe coreadas por aquel auditorio que le escuchaba con verdadero placer. El largo brazo de su poder tenía la virtud de inyectar optimismo en cuantos le acompañaban y su voz, cuando de verdad lo deseaba, tenía la valiosa cualidad de llenar el vacío de cualquier lugar. Nada más importante que dejar de lado lo trascendental para demostrar una vez más la segura sensación de estar en capacidad de repartir una confianza sin limitaciones. Había vivido para ello. Disfrutar de un poder sin cortapisas. Hablar un lenguaje exento de dudas. Recrear un estado de ánimo cercano al éxtasis donde fuese imposible sembrar de guijarros el surco fecundo de una lealtad conseguida como respuesta a una voluntad inquebrantable. Allí estaba el Moshe Rabinovich del que todos creían saber lo suficiente para no parecer alejados de su íntima y poderosa amistad. Era Innegable la evidente fortaleza de su carácter. ¿Quién recordaba al “gringo viejo” que recorría las fincas de los negros norte caucanos ofreciéndoles cuentas de cachivaches a cambio de arrendarle sus fincas?

- - Y bien amigos - brindó con gesto de sincera preocupación- creo que han surgido algunos problemas de mayor o menor gravedad que demandan atención inmediata. Quiero conocerlos en detalle. No he venido desde Bogotá a acompañarlos a un plato Kosher. Ya sabéis que no soy un hassidim fanático sino un judío, sionista, práctico, de nuestro tiempo. Es verdad, señores –se sintió en el deber de explicar su tema predilecto- no consumo comida kosher por prescripción médica, pero una de las áreas de financiamiento de la Fundación sirve para aumentar su producción en varios lugares del mundo. Nuestro trabajo no consiste en mostrarnos como obedientes ciegos de los mandatos del Talmud sino en hacerlos posibles para cientos de nuestros hermanos. Ahora, cuando algunos ingenuos se asustan de la amplia cobertura de nuestros dominio y las diversas líneas de nuestros negocios, yo les respondo con hechos: ¡trescientos mil judíos están luchando por abandonar Rusia y los dos mil que hemos logrado evacuar en tres ”aliyahs” no hubieran podido retornar a Israel sin nuestro apoyo; ¡Ninguna ley, ninguna razón humanitaria ha sido tomada en cuenta! Fue el poder de nuestro dinero el que compró docenas de altos oficiales y empleados…! Decenas de reductor neonazis pululan en Europa Oriental, Alemania Occidental y los mismos Estados Unidos! Pues bien. Nuestra Fundación provee los recursos suficientes para combatirlos, dondequiera se encuentren y por los métodos que considere adecuados! Nada debería extrañarnos queridos amigos –prosiguió calmadamente- Hace mucho rato que vivo convencido que solo en Israel somos los descendientes de Jacob. Para el resto del mundo seguimos siendo los asesinos de Cristo! De allí que Herzl y Mendelsohn, cada uno en su estilo, no se equivocaban cuando nos proclamaron la indispensable necesidad de una patria verdaderamente nuestra. Así ella sea en gran parte roca o desierto. Todo ello no ha servido sino para demostrar al resto del mundo la fuerza de nuestra disciplina, el vigor indoblegable de nuestra raza… su razón de ser! Ahora lo saben bien! El mundo que veremos al comenzar el nuevo siglo será un mundo libre de esa vergüenza de la humanidad que es la esclavitud estalinista impuesta por el Estado. El final de esta centuria muestra un camino amplio para la libertad, la democracia y la creatividad individual y colectiva del capitalismo!

Moshe hizo una nueva pausa mientras ingería más de la mitad del contenido de su vaso y recorría el gesto sereno, atento, de quienes le escuchaban. Al fondo, solo el coro arrullador de una melodía americana daba paso al cansado juego de los saxofones.

- Para la Fundación es una ley –continuó- que por cada “sukkah” que sostengamos, debe existir un centro de preparación política y militar cercano. Ya en Estados Unidos y en algunos países de Europa nuestros niños no solo aprenden la religión de su raza, sus costumbres y valores. Al mismo tiempo les enseñamos geopolítica intensiva, sociología y arte militar. Los colegios que hemos creado tienen esa clara orientación tanto en América como en el viejo mundo. Y sabed una cosa más. Hoy en día, el Bar Mitzvah más que el viejo ingreso ceremonial, es una prueba de habilidad físico-mental que combina el manejo del fagot con el de una metralleta; no basta interpretar los libros sagrados, tener una nueva responsabilidad en la vida. ¡Es absolutamente indispensable saber que eso mismo depende de la habilidad para ser un excelente soldado de Israel! ¡Nuestra guerra será eterna! Por lo mismo nuestra preparación debe acomodarse a tal situación. Permanentemente. En cualquier circunstancia y lugar. Aún en la misma Rusia lo estamos haciendo. No volverán a tomarnos desprevenidos jamás!!...
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- Moshe…Moshe, por favor -trató de atemperar Sella, observando con preocupación la angustia que había adquirido el rostro del Rabino, no así la de los demás que guardaban expectante silencio. Pero su marido no la determinó un segundo, como si la pausa hubiera sido para cambiar tan solo de aire.
- Os repito una vez más aquella sabia máxima que nos dejara Moisés Mendelsohn: “el deber de todo buen judío es alcanzar distinción y poder en el país que viva y usarlo en beneficio de los suyos y de los nativos que permanecen en Israel”. Pues bien, esa es mi ley. Nada es más claro para un judío práctico como yo. Todo cuanto haga por engrandecer la fuerza de Israel es bueno. Todo aquello que pudiera debilitarla es malo. Muy malo! - y se hundió unos segundos en el fragor de su propia conciencia desnudada a medias ante los ojos de aquellos hombres…

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