Virgilio Olano pertenece a ese grupo de personajes en vía de extinción: médico, poeta, escritor, diplomático, compositor, muralista, académico, en fin, cuesta mucho trabajo separar los elementos esenciales de una personalidad tan polifacética, y más cuando se descubre que en cada una de ellas es un valor destacado.
A los cincuenta y tres años es un exitoso médico especialista en cirugía: -“El cirujano es el poeta que escribe el verso sobre el pergamino de los hombres y lo firma con el sello inconfundible de su cicatriz”- afirma en uno de sus casi cuarenta libros publicados. Nada de ello le ha disminuido en lo más mínimo su espontaneidad, ni siquiera ahora cuando después de muchos viajes a España en su inalterable periplo taurófilo recibe el reconocimiento de los andaluces y Granadinos por su monumental “Misa flamenca, gitana y torera” presentada con la misma majestuosa cascada de simbolismos espirituales con que conmovió los cimientos de la catedral de sal de Zipaquirá hace dos años.
En sus novelas (Tras la senda de Manolete, Tras la senda de Federico, La tauromaquia de Van Gogh, entre otras) estila la manzanilla de sus oneirismos peninsulares, porque para Virgilio Olano sus nostalgias son más por los tablaos sonoros, el aire abrasador de los redondeles taurinos, las hojas secas sin color esparcidas por las alamedas de la Alambra, que por el mismísimo olor de la guayaba. Sus pequeños dramas, sainetes y sátiras (El Bachiller, Al Diablo con la pezuña, City Tour) y sus zarzuelas (De España vengo, La Gitana y el doctor, La Princesa de El Dorado) así como sus deliciosos Romances Taurinos y Pasodobles a todas las plazas de Colombia lo retratan de pies a cabeza:
-“Soy un hombre del toro! Siento un apasionado respeto por cuanto, lo rodea: su historia, su fuerza creadora, su música, su literatura, su entorno humano. Mis amigos están inscritos en ese marco: libros, música y toros!”-
-“¿Todos tus amigos?”- le interrogo a quemarropa.
-“Bueno. ¡Nadie es perfecto!”- agrega con una amplia sonrisa.
Le he visitado en el primer piso de la Clínica Bogotá donde ejerce como su director científico y espiritual desde hace varios años. Ese es su verdadero centro de gravedad del cual escapa esporádicamente para reconciliarse con la cultura del Universo. Ha permanecido como embajador de la república en las repúblicas de Corea, Indonesia y Filipinas y la última vez que fui convocado por su encantadora Maria Cecilia a la Gran Casona donde ha sentado sus reales, era para recibir al Embajador no residente de Chipre en Colombia del cual es su Cónsul en nuestro país.
Sin embargo entre los alamares de la diplomacia, por entre las hendijas de un tiempo avaro que le impide dar aún más de si mismo en la Sociedad Bolivariana de la cual es su reelecto presidente, en la Academia de la Lengua, las Academias de Historia de Cundinamarca, Sanmartiniana, Boliviana, en fin… todavía le queda soplo vital suficiente para padecer poesía y ser al mismo tiempo piloto privado!
-¿Qué otra cosa puede apasionarte?_ le digo ya sin sorprenderme.
-“Todas las posibilidades de la existencia”- afirma con su vehemencia gentil.
-“Tengo la convicción que la juventud es la capacidad de emocionarse que posee el hombre. Aún me conmueve un buen libro, la música me sigue transportando a sitiales maravillosos y no cambio nada por una tarde de toros. Me han practicado cuatro by pass en el corazón pero ninguno en el alma!”-
Hemos hablado sin descanso sobre la cultura nacional, el fenómeno Mockus y hasta sobre la moribunda luz de las luciérnagas que animan el espíritu de los Cachacos. Virgilio es un hombre con una vitalidad ideológica sorprendente.
-“Hay gentes que muestran una cosa distinta antes de mostrar su cara –dijo refiriéndose al nuevo Alcalde Mayor de la capital- ¡No sabemos quién es! Pero la expresión del rostro de un hombre es un reflejo de su personalidad en él apenas tenemos datos de algunas señales particulares, de las cuales esperamos no tener que acordarnos cuando expire su mandato. Por lo mismo no creo que nos vayan a convertir en la “tenaz” Suramericana como se está registrando en los graffiti”-
-“La cultura nacional viaja en coche y allí ocupa un lugar el “espíritu cachaco”. Ese espíritu que no han logrado destruir ni la superpoblación ni la subcultura para el consumo masivo que “venden” los medios de comunicación de masas y que corresponde a una actitud ante la vida, de la cual soy uno de sus representantes, sobrevive! Y la vanguardia de esta convicción está la mujer. ¡En la actualidad existen veinte mujeres poetas por cada hombre!! Desde la fanática hasta la erótica estamos bajo su sino incontenible!”-
Virgilio Olano construye sus castillos con la fe indoblegable de un alfarero que hace de la arcilla su mejor refugio frente a la realidad. Quiere convocar a todas las Sociedades Bolivarianas en Panamá con motivo del hallazgo de las actas originales del Congreso Anfictiónico convocado por el Libertador Simón Bolívar hace 170 años, las cuales aparecieron en Brasil uno de los países que se excusaron de asistir entonces.
Quien duda que moverá cielo y tierra para conseguirlo?
(Publicado en “OCCIDENTE” el 13.11.1994)